Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Berizzo imparte un máster a Zidane

El plan del técnico argentino, ejecutado a la perfección por los jugadores, anuló por completo la creación del Real Madrid

Berizz y Zidane, en un instante del partido. // Reuters

Zidane recibió ayer un máster de banquillo de proporciones extraordinarias. Se lo impartió Eduardo Berizzo. Y no tiene que ver únicamente con el marcador final porque esas cosas a veces son producto de una simple casualidad, del acierto puntual, de un momento de lucidez de un futbolista. Lo sucedido en el Bernabéu fue otra cosa. El Celta ejecutó su plan con la precisión de un cirujano para anular por completo al descomunal Real Madrid, cerrarle los caminos hacia la portería hasta terminar por convertirle en un equipo previsible, plano, inofensivo. Berizzo, consciente del potencial blanco y de su gran estado de forma, confió el partido al orden. Aparcó su versión más desatada, la que suele mostrar cada fin de semana, para trazar un diseño de partido que consistía en anular la creación de los centrocampistas blancos y a partir de ahí generar un cortocircuito que impidiese la producción de oportunidades en el área de Sergio Alvarez. Y así ocurrió. Porque cuesta encontrar un partido en el Bernabéu con menos ocasiones del Real Madrid y en el que el partido de gente como Luka Modric o Toni Kroos resultase más improductivo. Casemiro reunió la mayoría de los elogios en el Bernabéu, justo lo que pretendía el entrenador del Celta. Todo sucedió como Berizzo había planeado sin que en el banquillo de al lado Zidane fuese capaz de abrir la boca.

la guerra del medio

Ahí estaba el partido. En la presión del Celta y en ese duelo que se libraba en el centro del terreno de juego donde Eduardo Berizzo había situado a Díaz, Radoja, Hernández y Wass. Al otro lado estaban Casemiro, Kroos, Modric y las ayudas que hacían futbolistas como Lucas o Asensio. Esa pelea la ganaron los vigueses de forma abrumadora. Se les escapó el control en algún pequeño tramo del primer tiempo en el que Modric pululó con mayor libertad, pero al final el Celta acabó por desquiciar a los de Zidane con esa guerra de guerrillas que organizan en el campo persiguiendo a su par, buscando la anticipación en la mayoría de pases que venían desde la defensa. La solidaridad de la plantilla fue extraordinaria; su esfuerzo, generoso; hasta convertir en un drama cada transición del Real Madrid. El nivel de concentración fue absoluto hasta desquiciar al equipo blanco. Ni la previsible carga final del Bernabéu, que tantos problemas ha solucionado, llegó a producirse. El Celta vivió tranquilo los últimos minutos, jugueteando con la pelota en el campo del Real Madrid, manejando el reloj con una serenidad de quien lleva toda la vida en situaciones similares.

La defensa

Es complicado que el plan del Celta salga bien sin una actuación tan brillantes de su línea defensiva. El papel de todos resultó brillante. Lo de Hugo Mallo sigue siendo un escándalo; Cabral estuvo en su papel; Roncaglia ha terminado por confirmarse como uno de los grandes fichajes de los últimos años y Jonny, que empezó sufriendo con Lucas Vázquez, terminó por enderezarse para acabar por sentenciar el partido con el segundo gol.

La banda de marcelo

Una de las grandes armas del Real Madrid en el Bernabéu, sobre todo cuando las cosas van mal, es Marcelo. El brasileño es capaz de desequilibrar partidos desde su sector. Berizzo envió a aquella zona a Daniel Wass y la tarde para Marcelo se complicó de golpe. No estuvo brillante el danés con la pelota, pero su capacidad de esfuerzo y su presencia sacó al lateral del plan habitual, le cerró espacios y le obligó a tener siempre la vista puesta en él. Y detrás, por si acaso, aguardaba Mallo. Berizzo sabía que la espalda del brasileño podía ser muy vulnerable y el lugar perfecto para hacer daño al Madrid. Varias veces llegó Wass en condiciones de rematar en el segundo palo. En las dos primeras ni Aspas ni Bongonda acertaron a poner el balón en condiciones. Pero a la tercera Marcelo evitó el remate del danés, pero sirvió el balón para que Aspas abriese el marcador.

más picante

Al Celta en el primer tiempo le sobró timidez a la hora de atacar. Tuvo salida, pero pareció pedir permiso cada vez que tenía que entrar en el área blanca. Estaba bien el equipo en su campo, pero discreto en el del rival. Berizzo ajustó ese detalle en el descanso e insistió en la necesidad de aprovechar los espacios que surgían cuando el Real Madrid trataba de ir hacia arriba. Robar y correr. Esa era la consigna. Se vio en el primer gol y sobre todo en el segundo. Tres célticos cayeron sobre Kroos que perdió el balón. Y a partir de ahí un disparo. Aspas tocó rápido para Jonny que entró como un avión por el centro de la defensa para superar a Casilla con un remate lleno de serenidad.

noqueado

El Real Madrid se quedó sin respuesta tras el segundo gol. Solo en una acción de Benzema pudo empatar el equipo blanco. Pero el Celta manejó con una tranquilidad sorprendente el marcador. Berizzo dio descanso a quienes estaban reventados, fortaleció la defensa con Sergi Gómez y aún así el partido siguió en los pies de sus centrocampistas. Tal y como Berizzo había dibujado en la pizarra.

Compartir el artículo

stats