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El Celta y el factor diferencial

A Nolito, pese a estar aún lejos de su mejor forma, le alcanza para resolver un partido intenso, pero muy justo de juego

Nolito disputa un balón con el jugador del Getafe Damián. // LOF

Nolito tiene "eso" . Se trata de una virtud que no se enseña en las escuelas de fútbol ni se aprende a fuerza de entrenar de sol a sol. Tiene que ver con el instinto para el remate, con una habilidad natural para moverse en esos espacios donde la mayoría de los futbolistas se sienten torpes, para saber cuándo entrar en el área haciendo ruido y cuándo conviene moverse de puntillas para hacerse indetectable. Una de esas maniobras resultó determinante para que el Celta rompiese la racha negra que mantenía en Getafe. Él fue el factor diferencial de un partido plomizo, intenso pero mal jugado y que parecía condenado al empate. Pero a Nolito, en poco más de media hora, le dio tiempo a empujar al Celta otro poco hacia Europa. Si hubiese jugado en el Getafe, seguramente a estas horas la caseta del Celta estaría lamentando una nueva derrota en el Alfonso Pérez. Por eso la incorporación de Nolito a la vida del equipo es la mejor noticia de las últimas semanas, incluso más que las victorias en sí.

Bongonda

La presencia de Nolito en el equipo durante la última media hora tuvo una víctima colateral: Bongonda. El belga estaba siendo el mejor jugador del Celta con diferencia. En la línea de los últimos partidos, el joven belga se convirtió en un problema sin solución para la defensa madrileña. El lateral que le marcaba acabó amonestado -como la mayoría de los que se han medido a él últimamente- y en el arranque del segundo tiempo fue uno de los responsables de que el Celta inclinase el partido hacia la portería de Guaita. Pero para hacer sitio a Nolito acabó arrinconado en la banda derecha donde perdió incidencia en el juego y fue finalmente sustituido por Daniel Wass. No lo merecía el joven extremo. Pero la situación vivida en el Alfonso Pérez da una idea de lo que es este Celta ahora mismo y de los retos a los que también se va a enfrentar Berizzo en el futuro inmediato para manejar una plantilla que le ofrece numerosas variantes en determinadas posiciones (sobre todo en ataque). Pero el fútbol y la tarea del entrenador es elegir, descartar, priorizar. Ayer seguro que fue injusto con Bongonda, pero priorizó la presencia de Nolito en su sitio. Y el partido le dio la razón.

Medio del campo

No fue reconocible el Celta. Se le vio incómodo desde el comienzo ante un equipo que prefirió estirar el campo y aumentar el ritmo del partido, que se corriese mucho aunque fuese a costa de la precisión. Al Celta le faltó control y templanza. Seguramente lo que hubiera podido aportar Marcelo Díaz, que se quedó en el banquillo por los problemas físicos que había atravesado esta semana y que se agravaron en las últimas horas por una gastroenteritis. Radoja y Hernández (que se llevó como acostumbra todo los palos) trabajaron a destajo y Orellana, que tenía que haber aportado un poco más de pausa y de precisión, solo dejó detalles aislados de su evidente calidad. El Celta se sintió vulnerable, cansado y sin la fluidez necesaria para que sus delanteros entrasen en juego. En el segundo tiempo mejoraron algunos de esos aspectos, por el mayor peso en la distribución de Hernández. Un detalle a valorar también en este punto es el indecente estado del terreno de juego. La hierba estaba alta, el terreno irregular y aún por encima el viento exagerado que hizo durante el partido complicaba más la tarea. Detalles que el Celta suele acusar en exceso y que ayer al menos le sirven como atenuante.

sólidos atrás

La buena noticia para el Celta fue la sobriedad con la que defendió. No era un partido sencillo porque el Getafe atacaba con mucho peligro, pero fueron contadas las acciones en las que los defensas vigueses consistieron el disparo de sus rivales. Y no era sencillo porque en muchas acciones llegaban en situación de ventaja o en superioridad numérica. Pero siempre encontraron a los centrales en su sitio y a los laterales bien dispuestos. Un trabajo muy profesional de la línea tradicionalmente más contestada del Celta porque también es la que más desamparada vive.

manejo de la ventaja

Mejoró el Celta en el segundo tiempo y con el 0-1 en el marcador fue capaz de sujetar el partido no sin dificultades. Hubo un poco más de orden cuando apareció en escena Daniel Wass -que le puso un poco de oxígeno a una línea que se sentía completamente extenuada-, y mucho más para jugar los últimos diez minutos con Marcelo Díaz en el campo. Ahí se murió el Getafe porque el Celta sí que entendió lo que pedía el partido en ese instante.

Los penaltis

Llueve sobre mojado en el asunto de las manos en el área. En Las Palmas Cabral fue sancionado con penalti en una acción claramente involuntaria y hace una semana Sergi el castigado tras un manotazo en un disparo lejano. En el otro sentido esta temporada al Celta no le han pitado ninguna. Y las ha habido escandalosas como las dos de ayer en el área del Getafe que se quedan sin castigo. El arbitraje tiene un problema de criterio que nadie parece decidido a solucionar. Y mientras tanto, la injusticia reina.

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