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Los misteriosos grabados de la iglesia de Baiona

El investigador Félix da Costa recoge en un libro más de 260 marcas realizadas por los canteros que levantaron el templo

Fachada de l la iglesia de Santa María de Baiona.

No hay más que levantar la vista al entrar en la iglesia de Santa María de Baiona para detectar los misteriosos grabados en los sillares de piedra. Son tan antiguos como el propio templo y corresponden a las marcas efectuadas por los canteros que lo levantaron entre los siglos XIII y XVIII. Unas identificaban cada piedra, a modo de factura para cobrar el trabajo a posteriori. Otras servían de anuncio, para que los feligreses tuviesen claro qué gremio había costeado cada parte de la construcción. Y otras presentan una simbología religiosa a modo de protección para el inmueble y los que allí acuden a rezar.

Félix da Costa Pardo, con el libro que presenta hoy en Vigo.

Hay más de 260 marcas en las paredes interiores de la antigua colegiata baionesa y las ha recogido el investigador Félix da Costa en el libro “Marcas, símbolos y signos en el interior de la iglesia de Santa María de Baiona. Pontevedra”. El autor lo presenta hoy a las 19.30 en Vigo, en el salón de actos del Instituto de Estudios Vigueses.

Los barcos, anclas y anzuelos representan al gremio de mareantes, las plantillas de calzado al de zapateros y hay herramientas de oficios como carpinteros de ribera, carniceros, sastres, albañiles...

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Delineante jubilado de profesión y aficionado a la arqueología y la litografía, Da Costa descubrió las marcas medievales hace ya varias décadas, de la mano del ya desaparecido Antonio Taboada Táboas, autor de diversos estudios arqueológicos y etnográficos en la comarca. Juntos habían recabado una veintena de marcas de cantero en la misma iglesia en el año 1985. “Por aquel entonces, era muy caro realizar fotografías y dibujábamos las marcas”, recuerda el investigador. Ahora, con motivo de las recientes obras de rehabilitación del edificio, ha podido subirse a los andamios y tomar más de un millar de imágenes con las que ha descubierto más de 260 grabados diferentes.

Algunas de las marcas gremiales presentes en uno de los arcos del templo. Neli Pillado

“Son muchísimas, es imposible saber cuántos talleres trabajaron en la iglesia de Baiona. En los ábsides constatamos la presencia de al menos cinco y en el resto muchos más”, explica. A los grabados que identificaban cada taller se suman los gremiales. “Tenemos barcos, anclas y anzuelos que representan el de mareantes, muy importante en la villa por ser puerto comercial, hay plantillas de calzado de los zapateros, herramientas de los carpinteros de ribera, de los albañiles, de los propios canteros, tijeras de sastres, cuchillos de carniceros...”. Prácticamente todos los sectores económicos patrocinaron la construcción.

El autor muestra su agradecimiento a los restauradores de la iglesia y al párroco, Manuel Salcidos, por facilitarle las tareas. Ahora trabaja en la parte exterior para “relacionarlo con el interior”. “Los muros se iban haciendo al unísono. Se levantaba un sillar por dentro y otro por fuera y se ponía cascote en el medio. Son muros de más de un metro de grosor”, explica. Con estos nuevos datos, espera arrojar luz sobre la duración de la construcción de la antigua colegiata, sobre la que no hay datos concretos al no existir libro de fábrica.

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