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Los fusilamientos en A Guarda durante la Guerra Civil entran en el temario de 4º de ESO de su IES

Presentación realizada por la asociación a profesores y alumnos de cuarto de ESO del IES A Sangriña.

Son muchas las personas, especialmente los más jóvenes, que no son conocedores de las barbaridades que se cometieron durante la Guerra Civil en el municipio de A Guarda. Concretamente hubo una fosa común en Sestás y un campo de concentración en Camposancos, donde estaba ubicado el colegio de los jesuitas. Precisamente para evitar que todo esto caiga en el olvido, hace unos meses el exalcalde guardés José Manuel Domínguez Freitas, creó una asociación para la recuperación de la memoria histórica de aquellos terribles tiempos para el municipio, donde se produjeron innumerables fusilamientos. Uno de sus objetivos era difundir en los centros educativos información sobre esos hechos, creando una unidad didáctica con información para los profesores y alumnos y diversas actividades. Ya la han presentado en el IES de A Sangriña, ante los alumnos de cuarto de ESO, que incorporarán a su temario de la asignatura de Historia, en el apartado sobre la Guerra Civil, lecciones sobre el campo de concentración de Camposancos y la fosa común de Sestás.

“Creemos que hay una laguna, y por eso hemos decidido elegir presentar la unidad didáctica en este curso, porque es cuando todos los grupos tienen la asignatura de Historia”, explica José Manuel Domínguez Freitas. Hay que recordar que donde ahora se ubica el instituto se produjeron en aquellos años fusilamientos, por lo que elegir el IES de A Sangriña para difundir esta información tiene también algo de simbólico.

La idea ahora de la asociación es ofrecerse a otros centros educativos de la comarca del Baixo Miño para hacer la presentación de su unidad didáctica y que la incorporen progresivamente a su temario. “Queremos suscitar el interés de lo que pasó durante la Guerra Civil en A Guarda y que no caiga en el olvido”, asegura el presidente de la asociación por la memoria histórica del campo de concentración de Camposancos y la fosa común de Sestás, que tiene documentado que a este municipio del Baixo Miño llegaron presos procedentes de diferentes frentes de la guerra. La llegada y salida de reos para otras prisiones, además de para ser fusilados o “paseados”, era constante, y según los datos que maneja la asociación fueron cerca de 6.000 personas las que pasaron por este campo de concentración. La Junta Clasificadora de Presos era la encargada de ir fichando a todos los que entraron hasta mayo de 1938 y que llegó al Tribunal Militar Permanente número uno de Gijón para agilizar los consejos de guerra sumarísimos que se dieron por aquel entonces.

Durante aquellos meses se llegaron a celebrar treinta consejos de guerra y fueron juzgados 513 presos. Las penas impuestas ponen los pelos de punta: 195 condenados a muerte, con el resultado de 155 fusilados y cuarenta penas de muerte conmutadas; 83 presos sentenciados a cadena perpetua; 115 a veinte años de reclusión; diversas penas de distinta duración y únicamente 36 absoluciones.

Además de llegar a los centros educativos para evitar que todos aquellos terribles hechos caigan en el olvido, el uno de los grandes objetivos sobre el que trabajan desde esta asociación es muy ambicioso: crear en Camposancos un centro de interpretación de los campos de concentración franquistas. Hay que recordar que el de Camposancos fue uno de los dos campos de concentración franquistas que hubo en la comarca del Baixo Miño. El otro fue el monasterio de Santa María de Oia, que entre los años 1935 y 1937 llegó a reunir a más de 4.500 personas en un espacio para 250.

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