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El misterio de los muertos de Filgueira

Investigadores de la USC estudian la represión franquista en Crecente

Río Miño a su paso por Filgueira, en Crecente. | // ANXO GUTIÉRREZ

Un hombre de 30 años con un solo zapato del color del luto aparece sobre el agua del río Miño a su paso por la parroquia de Filgueira, en Crecente. Es 1937, cuando, desde hace ya un año, las voces de las personas que se oponen al bando franquista quedaban enmudecidas como consecuencia de los paseos “en el coche de la muerte”. El agua trae a otro joven hasta este municipio de la Paradanta para terminar enterrado, en la orilla, al igual que el anterior treintañero, por los vecinos y las vecinas, que miran cómo llegan a Crecente los restos del grito de libertad, frente a la represión.

Esta es la historia que los investigadores del grupo Histagra de la Universidade de Santiago de Compostela intentarán esclarecer mediante la exhumación y la identificación de las dos fosas de Crecente, en el marco de colaboración del Plan Cuadrienal de Memoria Democrática, fruto de un convenio con la Xunta de Galicia, “de hecho, la fase de documentación histórica ya la hemos empezado”, explica uno de los investigadores, Gustavo Hervelle.

“Escogimos Crecente para empezar este plan porque es uno de los ejemplos que abundan en Galicia”, apunta, y señala que “todo nos hace pensar que las personas que se encuentran en esas dos fosas son hombres que los franquistas asesinaron en la provincia de Ourense, en Cortegada o Castrelo de Miño, y que luego lanzaron los cuerpos por el río y una vez llegaron a Filgueira, pararon”. Cuenta el historiador que “eran los propios vecinos y vecinas, por orden judicial, quienes levantaban los cuerpos y los enterraban en las orillas del Miño”. Exhumar las fosas de Crecente tiene un grado de dificultad mayor puesto que “seguramente estén bajo el cauce del río, debido a que hace ya unas décadas que se inauguró ahí un embalse”. Con todo, “complicaciones surgen en todas las actuaciones, han pasado 80 años y, en general, cuando alguien mata procura ocultar las pruebas”, explica el investigador principal, Lourenzo Fernández.

No es extraño que los cuerpos de las víctimas de la represión franquista terminaran en los municipios colindantes. El pueblo de Covelo es testigo del “asesinato del vecino de Crecente Vicente Álvarez, que fue paseado en Couso en agosto de 1936 y que hasta un año después no se pudo identificar”, explica Hervelle, quien recuerda el caso de “Celso Collazo, funcionario municipal de Mondariz, natural de Crecente, cuyo cuerpo apareció en Covelo”.

Según explica el investigador principal, Lourenzo Fernández, “es la primera vez que actuamos con este protocolo en Crecente, por el cual Galicia es pionera” y “ es importante porque tenemos un pasado incómodo, que tiene que ser reconocido,entendido,explicado y las víctimas tienen el derecho de ser tratadas como tal”, apunta Fernández, que pide a los diferentes agentes sociales que tengan información sobre las fosas comunes en esta zona que se pongan en contacto con Histagra.

En el caso de que puedan acceder a las dos fosas “será difícil identificarlos porque necesitamos en parte que un familiar continúe vivo, pero lo que sí podemos hacer es darles un entierro digno”. El próximo miércoles los investigadores mantendrán una reunión con el alcalde, Julio García Luengo, para comprobar si existen más datos al respecto “o si todavía hay gente en el municipio que recuerde esa época”, a partir de ahí, “comenzaremos con las diferentes fases del proyecto”. El grupo de investigación está formado por arqueólogos, genetistas, historiadores y médicos forenses.

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