Que A Guarda, con apenas 10.000 habitantes, sea el referente europeo de la pesca de palangre en superficie, tiene mucho que ver con el paso adelante que en 1995 dieron los 15 armadores que fundaron Orpagu, Organización de Palangreros Guardeses. Un cuarto de siglo después, el colectivo celebra sus bodas de plata recogiendo los frutos de 25 años de esfuerzo: un volumen de producción que supera las 5.000 toneladas anuales de pez espada, una facturación por encima de los 60 millones de euros y más de un millar de empleos directos.

Ayer se celebró en la villa marinera un acto institucional con motivo de su 25 aniversario, al que no faltaron la secretaria general de Pesca de España, Alicia Villauriz; su homóloga portuguesa, Teresa Coelho; la conselleira de Mar, Rosa Quintana; la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba; el alcalde de A Guarda, Antonio Lomba; y el propio presidente de Orpagu, Joaquín Cadilla. Entre todos repasaron la trayectoria de la organización y se deshicieron en halagos por todos los éxitos alcanzados.

La entidad genera más de 1.000 empleos directos

En estos 25 años, Orpagu ha pasado de ser un colectivo fundamentalmente de carácter familiar a ser la mayor organización de palangre en superficie de Europa, representando en la actualidad a 72 barcos que faenan en los océanos Atlántico, Índico y Pacífico.

Este crecimiento no es casual. Responde a la apuesta de Orpagu por un modelo sostenible, la innovación y el emprendimiento; sus señas de identidad durante este cuatro de siglo. Un buen ejemplo es su incorporación a la comercialización de sus productos, transformándolos en conservas delicatesen o en otros formatos capaces de captar nuevos consumidores, como es el caso de las hamburguesas de pez espada.

Eficiencia energética

Pero, sin duda, una de las iniciativas más ambiciosas de la organización guardesa ha sido su apuesta por un proyecto pionero para conseguir mayor eficiencia energética en los barcos, potenciando el uso del viento para reducir el gasto de combustible y las emisiones contaminantes. Así, el pasado mes de junio, el palangrero “Balueiro Segundo” se convirtió en el primer pesquero del mundo en navegar con una vela rígida, un dispositivo de 12 metros de altura dotado de un sistema de control autónomo con el que esperan contribuir a la reducción de emisión de gases.

Ahora, con la madurez que dan 25 años de experiencia, Orpagu hace realidad otro de sus sueños: contar con una infraestructura propia que le permita cerrar el círculo de su actividad, desde la captura a la comercialización, pasando por el proceso de transformación y producción. La compra de una parcela de más de 7.000 metros cuadrados en Tui permitirá construir una planta frigorífica con una capacidad de almacenamiento de 3.000 toneladas de pescado y un aula de I+D para desarrollar nuevos proyectos y seguir mar adentro otros 25 años más.