Una tala masiva de eucaliptos y a acacias ha alterado sensiblemente la fachada marítima de Panxón. La emblemática península de Monteferro, calificada de Lugar de Interés Comunitario (LIC) por su biodiversidad e integrada en la Red Natura 2000, presenta una brecha visible a varios kilómetros que nada tiene que ver con las franjas de protección contra el fuego que establece la normativa autonómica aprobada tras la grave oleada de incendios de octubre de 2017. La comunidad de montes ha cortado miles de árboles de ambas especies invasoras a matarrasa con la intención de dejar que la naturaleza siga su curso y se reproduzcan nuevos ejemplares a partir de las semillas esparcidas por el terreno. Así lo confirmó ayer el presidente de la entidad, José Iglesias Viéitez, quien asegura que la intervención es "totalmente legal" y cuenta "con todos los permisos de la Xunta" sin especificar a cuántas hectáreas afecta la intervención.

Los comuneros prevén una plantación de especies autóctonas, pero no a corto plazo ni en esa zona. Será en la cima del monte "cerca del monumento a la Marina" y se llevará a cabo el próximo año, señala su máximo representante.

El objetivo de la corta que ha desatado la polémica en Nigrán es recaudar los fondos necesarios, a través de la venta de la madera, para legalizar el local social del colectivo, un edificio de dos alturas que supera la edificabilidad prevista por la normativa urbanística municipal en el entorno. Para hacerlo, debe derribar la planta superior del inmueble, señala Iglesias, quien insiste en "que la comunidad de montes se mantiene gracias a la madera". "Tenemos unos gastos de mantenimiento y unas inversiones que realizar que necesitan ingresos", recalca.

Rechazo social

La alteración de este espacio de interés paisajístico ha recorrido las redes sociales de la mano de diversos colectivos ecologistas y formaciones políticas como Podemos Nigrán, que lamenta su "enorme impacto ambiental, además de la erosión causada en el terreno a causa de la maquinaria".

A la espera de que la Xunta se pronuncie al respecto, el Concello de Nigrán se mantiene al margen de la acción de la comunidad de montes. El alcalde, Juan González, asegura que la tala "cuenta con los permisos necesarios" y duda de que "la Administración municipal tenga competencias para intervenir en este asunto".

El regidor prefiere no pronunciarse en esta ocasión, aunque el gobierno municipal del que formaba parte hace una década paralizó otra tala ejecutada por la misma comunidad de montes en 2009. El entonces concejal de Medio Ambiente, Juan Hermida, interrumpía los trabajos realizados -en aquella ocasión con el fin de sustituir eucaliptos y pinos por árboles autóctonos- en base a las normas subsidiarias que todavía rigen la ordenación urbanística de Nigrán. Según dejaba claro el entonces edil, dichas normas prohíben las talas a matarrasa y exigen autorización municipal para cortar árboles en el monte, máxime al tratarse de un entorno de interés paisajístico como el de Monteferro.