"Muchos mueren de cáncer de pulmón sin que les hayan diagnosticado silicosis. Ver desaparecer a compañeros que trabajaron a tu lado es lo más duro", asegura J. L. V. un porriñés que pasó más de 20 años como empleado en el sector de la piedra, y que a los 39 le diagnosticaron esta enfermedad luego de que "los fines de semana no saliese de Urgencias porque se me inflamaban las vías respiratorias". Ahora, a sus 54 años está prejubilado con el 55% de la pensión y lucha por que le reconozcan la incapacidad absoluta.
Fue uno de los primeros de toda la provincia reconocido por la Seguridad Social como enfermo de silicosis. "Me abrió los ojos una doctora que me aconsejó dejar el trabajo; me lo dijo en privado, en su consulta, pero la mutua nunca me lo reconoció. A partir de entonces, muchos compañeros vinieron a mí a pedirme información. Tuve que buscarme la vida en otras profesiones sabiendo lo que tenía, se te viene el mundo encima, no sirves para trabajar en lo que siempre hiciste y no sabes hacer otra cosa".
