El primer funcionario miñorano con discapacidad intelectual es de la parroquia gondomareña de Borreiros. Horacio Peláez Vázquez tiene 36 años y acaba de ganar una plaza de ordenanza en Vigo, una de las 279 que el Ministerio de Política Territorial y Función Pública convocó en todo el territorio nacional para personas con diversidad funcional. Aprobó la oposición a la que se presentaron cerca de 4.000 aspirantes en España y está "muy orgulloso" de ello.

La oferta pública de empleo estatal incluía dos puestos de personal laboral fijo con la categoría de ayudante de gestión y servicios comunes en la ciudad olívica, a los que optaban un total de 43 personas y su nota le ha permitido acceder a uno de ellos. La convocatoria establecía otras tres plazas en Pontevedra capital, a la que aspiraban 23 personas, y una en Marín, a la que se presentaron 5 opositores.

Horacio se enfrentó en septiembre a un "complicado" examen tipo test en la facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid. Tuvo que responder 25 preguntas del amplio temario dividido en siete bloques al que dedicó cientos de horas de estudio desde enero del año pasado. Pero no era la primera vez que opositaba. Desde 2015, se ha bía presentado hasta en cuatro ocasiones a oposiciones estatales y autonómicas.

Y al fin ha conseguido su sueño y el de miles de españoles: ser funcionario. "Si se quiere se puede". Es su lema y lo repite como mensaje dirigido a sus compañeros del centro de atención integral a las personas con diversidad funcional Juan María de Nigrán, en el que se forma y trabaja desde hace trece años.

Esta no será su primera experiencia laboral. Además de participar en los talleres ocupacionales del Juan María, Horacio Peláez trabajó tres años como reponedor en el supermercado Eroski de Baiona tras realizar allí sus prácticas. Ahora está contratado por el propio centro de atención a la diversidad funcional, a través de su centro especial de empleo, una especie de empresa que la institución ha creado para garantizar el futuro laboral a sus usuarios a través de contratos con la Administración pública o con compañías privadas para realizar servicios de limpieza, jardinería o reparto de publicidad, entre otros. En su caso, cumple su jornada como acompañante de transporte de los usuarios con movilidad reducida y realiza tareas de mantenimiento en el recinto.

El puesto de funcionario le llevará a despedirse de los servicios del Juan María, pero no de sus compañeros ni del personal. "Nunca perderé el contacto con el centro, que fue el que me ayudó a lograr mis metas", deja claro.