De uno o varios golpes en la cabeza con una barra de hierro. Todo apunta a que así murieron los cuatro equinos salvajes de la Serra da Groba, cuyos cadáveres fueron localizados el sábado en un monte de la parroquia de Viladesuso, en el municipio de Oia. La Comandancia de la Guardia Civil en Pontevedra confirmó ayer esta hipótesis a raíz de las primeras impresiones de los agentes del Seprona que investigan el suceso y de los veterinarios del servicio de Sanidade Animal de la Xunta que ayer se desplazaron al lugar para realizar una inspección ocular y tomar muestras de los cuerpos de las tres yeguas y una potra de año y medio para la necropsia.

La brutalidad del ataque sin precedentes en el entorno a ejemplares de una especie protegida ha conmocionado a una comarca que mantiene la milenaria tradición de la cría de ganado en libertad, con una manada de 850 cabezas, y los curros como un tesoro de su etnografía. Los ganaderos no encuentran manera de interpretar lo sucedido. "Se os animais tivesen invadido fincas ou provocado algún accidente na estrada, podería ter unha explicación, pero é que non molestaban a ninguén", señaló el presidente de la Asociación de Gandeiros de Cabalos Serra da Groba, Modesto Domínguez, que acompañó a los guardias y veterinarios durante las tareas para arrojar luz sobre el asunto, tras las que la entidad se hizo cargo del enterramiento de los cuerpos.

De la investigación, lo que se conoce por el momento es que los cadáveres tenían el cráneo roto y que la barra metálica presuntamente utilizada para reventárselo apareció a pocos metros del estrecho canal de desparasitación donde los metieron para acabar con su vida. Cuando allí fueron encontrados la tarde del sábado, uno de los animales todavía agonizaba. Y podría haber permanecido malherido más de un día entero. El representante de los ganaderos afirmó, según las explicaciones de los técnicos de Sanidade Animal, que los otros tres caballos podrían llevar más de 24 horas muertos y que el ataque pudo producirse entre la tarde del jueves y la madrugada del viernes.

Se desconoce si los otros cinco equinos vivos que se encontraban aprisionados también en la manga de desparasitación han sufrido daños. Escaparon en cuanto los ganaderos abrieron el canal y ayer todavía no habían sido examinados, indicó Domínguez.

Aunque el instituto armado no se pronuncia sobre los supuestos autores, los ganaderos tienen muy claro que "tiveron que ser varias persoas que coñecían ben a zona e os animais as que fixeron esta barbaridade", destacó Modesto Domínguez. El dirigente del colectivo ganadero aseguró que un individuo solo no sería capaz de meter a los cuatro caballos en la manga de desparasitación ni tampoco varios si no están familiarizados con el manejo de este tipo de animales, salvajes.

Tampoco se explican qué pudo motivar a los autores de tal crueldad aparte del "facer dano por facer". Domínguez descarta que se trate de un acto contra un ganadero en concreto porque cada una de las yeguas tenía un propietario distinto. Todos ellos identificados gracias al microchip que tenían implantado.

Fueron cientos las muestras de apoyo que los ganaderos de A Groba recibieron ayer a través de las redes sociales. Colectivos como la plataforma SOS Groba les mostraron su solidaridad polos "esforzos que fan cada ano para tentar mellorar a imaxe dos curros e a vida destes animais en toda a serra. Grazas a eles podemos gozar deste precioso animal e dos beneficios que proporciona ó medio ambiente e ao noso patrimonio cultural e etnográfico". Entidades ganaderas como la vecina Asociación do Curro da Valga mostraron también su repulsa e indignación por que "pasen estas cousas no século XXI". "Isto é maltrato animal e hai que levar ante a xustiza aos maltratadores", clamó su presidente, José Fernández.