El mítico ciervo prehistórico de O Sueido no estaba solo en Chandebrito. Al excepcional petroglifo que convivió con generaciones de cerdos a lo largo del pasado siglo en un "cortello" de la parroquia le acaban de salir otros dos compañeros de especie plasmados sobre la piedra a apenas un kilómetro de distancia. También fueron grabados por los primeros pobladores de las cumbres de Nigrán en la Edad de Bronce, hace unos 4.000 años, pero los expertos los creían destruidos desde hace cerca de 40. La maleza y la tierra que los mantenía ocultos han sido retiradas en las últimas semanas.

La asociación cultural Chandebrito 1807 ha emprendido los trabajos de limpieza, delimitación y registro gráfico que han destapado el conjunto rupestre de Chan das Tomadas, en el que aparecen estos dos cérvidos con su cornamenta bien definida y otro cuadrúpedo por determinar, además de los comunes círculos concéntricos, surcos y cazoletas. La empresa Data Gestión Cultural S.L. se ha encargado de coordinar las tareas, con el arqueólogo Eduardo Méndez Quintas a la cabeza, que redacta un proyecto para solicitar la catalogación de la representación prehistórica a la Dirección Xeral de Patrimonio y divulgarla.

Existían referencias acerca de los grabados por parte de miembros del Clube Espeleolóxico Maúxo, que colabora en el proyecto actual, y del investigador vigués Xulio Pérez Pintos, que había realizado un calco en papel en los años ochenta del pasado siglo. Figuraban desde entonces en el listado de bienes patrimoniales de la Xunta pero no estaban localizados. "Pensábase que estaban destruidos, pero só estaban ocultos baixo terra", explica Carlos Gómez, presidente del colectivo que ha impulsado su redescubrimiento y que pretende señalizarlos, colocar paneles informativos y darlos a conocer mediante folletos y camisetas.

No fueron los terribles incendios de octubre los que han permitido encontrarlos, sino el estudio arqueológico de todo el municipio encargado hace un año por el Concello por exigencias de la tramitación del Plan Xeral de Ordenación Municipal, que descubrió un total de 146 yacimientos sin catalogar en esta zona y en Priegue sumados a las decenas sí registradas. Y es ahora cuando por fin vuelven a salir a la luz.

Los ciervos recuperados son muy similares a los de su "colega" de la cuadra, grabado en una roca vertical, característica que lo hace único. Son más pequeños y aparecen en una piedra levemente inclinada, como casi todos los grabados rupestres gallegos, "pero a morfoloxía é igual. Se non os fixo a mesma persona, foi alguén que desde logo tiña un estilo moi parecido", explica Méndez Quintas.

Su singularidad no reside en la forma, sino en la escasez de petroglifos de estas características en el sur de la comunidad gallega. "O novidoso deste conxunto é que ten figuras animais, pouco comúns na contorna -solo se conocen en la comarca miñorana los supuestos caballos de Outeiro dos Lameiros, en Sabarís- e en que son cervos, que non son nada habituais. Aquí hai un núcleo que tén unha densidade relevante destes zoomorfos e iso é algo a destacar", resalta el arqueólogo.

Y es que, según una investigación del Instituto de Estudos Miñoráns, en el territorio al sur de la ría de Vigo y al norte del río Lima en Portugal existen más de 140 grabados referidos a una especie de caballos y tan solo doce en los que la figura protagonista es el ciervo.