El polémico tanque de fecales de Gondomar cumplirá en junio un año paralizado. La maquinaria no regresará a la gran fosa excavada para su instalación junto a la urbanización As Garzas al menos hasta el verano. Los trabajos se detuvieron en virtud de un acuerdo plenario y mientras la Xunta buscaba una supuesta ubicación alternativa para el depósito que acumulará aguas residuales y pluviales de las parroquias altas del municipio para enviarlas de forma progresiva a la depuradora de Mañufe y evitar así inundaciones en el centro urbano en momentos de intensas precipitaciones. Ahora el motivo del paro de las obras es otro. Augas de Galicia licitará el proyecto de nuevo tras entrar la adjudicataria actual, Construcciones Crespo SAU, en concurso de acreedores.

Así lo confirmó ayer la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras. El departamento de la Xunta indicó que Augas trabaja "en el proceso administrativo para poder cambiar de empresa" sin aclarar plazos.

Mientras tanto, la inquietud de los vecinos del entorno crece en la medida en que observan movimientos de trabajadores, entre ellos topógrafos, junto al enorme hoyo. El Ejecutivo gallego tiene una explicación a esas visitas. Afirma que, "aprovechando el buen tiempo, los técnicos introducen ajustes en el proyecto con el fin de minimizar el impacto de la obra".

El llamado tanque de tormentas se enmarca en un amplio proyecto de adecuación de la red de saneamiento de todo el municipio, en el que la Xunta invierte 3 millones de euros, cofinanciados al 70% por la Unión Europea. Incluye kilómetros de nuevas tuberías por todo el municipio y trata de resolver la contaminación en el río Miñor y A Foz, además de rebajar el endémico problema de los anegamientos en el centro de Gondomar.