CENTENARIO CELTA

Pasión, épica, mucha felicidad y... lágrimas

La historia del Celta ha estado sembrada de episodios extraordinarios. Una aventura maravillosa de la que hemos disfrutado, pero en la que han proliferado las crisis, los episodios esperpénticos, las discusiones y, por desgracia, también la tragedia. Es la vida a través de un club de fútbol.

El Celta, a su llegadaa Nueva York para hacer la gira por América en 1952. // FDV | // FARO

El Celta, a su llegadaa Nueva York para hacer la gira por América en 1952. // FDV | // FARO / FdV

Juan Carlos Alvarez Vigo

La vida del Celta da para serie buena. Y con numerosas y vibrantes temporadas en las que no faltan personajes antológicos y capítulos que van de lo delirante a lo trágico.

Todo ello salpicado con las periódicas crisis económicas que ponían en peligro la supervivencia de un club que muchas veces no encontraba en la ciudad el apoyo y el cariño que seguramente merecía. Ahí va una pequeña selección de muchos de esos episodios.

1929: fuera del estreno de la Primera División

Una de las palabras que más veces se repite en la historia de Faro en relación al Celta es la de “cacicada”. Los cronistas antiguos la tenían siempre a mano para arrojarla con cierta alegría.La primera vez que se convitió en un latiguillo fue a raíz de la organización de las competiciones nacionales. El Celta entendía, que como justo heredero del Vigo Sporting, se merecía un lugar en la Primera División por derecho, pero la Federación dio prioridad a otros equipos y envió al Celta a jugar el torno de promoción en el que no tuvo suerte. El resultado fue que llegó a Primera casi diez años más tarde de lo que decía la lógica. Aquello sirvió para convencerse de que de la Federación vendrían pocas buenas.

1934: renuncian al sueldo para salvar al club

Solo tenía diez años de vida y el Celta ya tenía agujeros por todos lados. Todo eran problemas, los presidentes iban y venían a toda velocidad, el arrendamiento de Balaídos no había manera de pagarlo y aparecieron las amenazas de desapareción. En 1934 el cierre parecía definitivo pero lo salvó parte de la plantilla que renunció a su sueldo para que el club saliese adelante. Ese gesto provocó un contagio en la ciudad que hizo donaciones para ayudar al Celta en un momento crítico.

1936: la Guerra Civil, otro freno en su progreso

Ascendió el Celta a Primera en 1936 y se encontró con la Guerra Civil que aplazó tres años su estreno en la máxima categoría. Ese tiempo se llevó la posibilidad de que debutasen en la máxima categoría algunos de los jugadores que habían sostenido al club los años anteriores. Casi toda la plantilla fue movilizada y a Nolete se le dio por muerto en la Batalla del Ebro. Afortunadamente no fue así.

1944: Hándicap muere en un trágico suceso

Manuel de Castro “Hándicap”, el primero de los “padres fundadores” que dirían los norteamericamos, murió de forma trágica a los 59 años. El periodista salía de ver una exposición y su pie se quedó enganchado en los raíles del tren que iba y venía del puerto vigués. Justo en ese momento llegó el convoy que le arrolló junto a los jardines de Eijo Garay y le produjo la muerte instantánea. La conmoción en la ciudad fue gigantesca y muy poco después la ciudad comenzó a preparar el monumento con el que se le honra muy cerca del estadio que él ayudó a levantar en el campo de Fragoso.

1947 Pahíño y Roig, declarados en rebeldía

Las diferencias entre los clubes y los jugadores de entonces no eran como las actuales, siempre en voz baja y tratando de ocultar cualquier diferencia. En 1947 el Celta, presidido por Luis Iglesias, declaró en rebeldía a dos de sus principales jugadores: Pahíño y Roig, que reclamaban una mejora salarial y renunciaron a jugar. El delantero acabó aceptando lo que calificó de “contrato basura” y comenzó la Liga siguiente mientras Roig resistió hasta la jornada siete. Eran tiempos en los que los jugadores estaban completamente atados de pies y manos.

1949: clases de contabilidad a los jugadores

En 1949 el presidente Avelino Ponte mandó a toda la plantilla de jugadores a recibir clases de contabilidad para que aprendiesen a manejar su patrimonio. En la ciudad corrían las noticias sobre la vida nocturna algo agitada de los jugadores y la directiva trató de enderezarlos. “Hay que hacer que los jugadores sean útiles para la sociedad” decía Ponte quien puso un local al servicio de la “escuela” para futbolistas.

1950: primer gran escándalo arbitral en Balaídos

El alcalde Pérez Lorente habla con el árbitro Azón

El alcalde Pérez Lorente habla con el árbitro Azón / FdV

Ya había tenido el Celta algún episodio complejo con los árbitros (uno de ellos con el legendario Pedro Escartín) cuando llegó el partido de la jornada sexta ante el Atlético. El árbitro era Ramón Azón, que ese año había acudido al Mundial de Brasil. Se montó un escándalo de cuidado después del 0-2 del Atlético que desembocó en amenaza de invasión de campo. Intervino la fuerza pública y el propio alcalde de la ciudad, Pérez Lorente, que trató de calmar al pueblo. El partido se dio por finalizado en el minuto setenta con el 0-2 y al Celta le cayeron seis mil pesetas de multa que en parte sufragaron los propios aficionados.

1952: un autobús a cuenta de los emigrantes

El autocar que los emigrantes de Cuba compraron al Celta

El autocar que los emigrantes de Cuba compraron al Celta / FdV

El Celta en 1953 tuvo una ocurrencia: que los emigrantes gallegos de Cuba le pagasen un autocar con el que hacer los viajes por España para jugar sus partidos, Mandó emisarios para comunicarse con la colonia gallega que fue muy receptiva a la propuesta y acabó pagando las 170.000 pesetas del autocar que se construyó en Mataró y que a partir de ese momento manejó durante mucho tiempo Guillermo Cameselle.

Gira por el continente americano

El Celta, a su llegada a Nueva York para hacer la gira por América en 1952

El Celta, a su llegada a Nueva York para hacer la gira por América en 1952 / FdV

Casi coincidiendo con el asunto del autobús el Celta se fue en verano de gira por diversos países de centroamérica. Larga y pesada. Partidos para hacer patria entre los emigrantes gallegos de Cuba, El Salvador y Guatemala y que muchos de ellos acabaron en matallas campales lo que provocó que algunos medios de comunicación locales acusasen de marrulleros a los célticos. El Celta volvió cansado y se fue a A Cañiza a preparar el primer partido de temporada en la que casi acaba en Segunda División y que muchos achacaban a la mala preparación realizada durante aquel verano.

1959: Laureano, el telépata, se ofrece al Celta

Laureano Álvarez Vázquez había nacido en Arbo y estudiado en los Jesuitas de Vigo. Afirmaba haber tenido como compañeros de clase a prohombres de la ciudad, como los médicos Fariña y De Castro. En una carta a FARO explicaba que tenía poderes telepáticos y se ofrecía a emplearlos en beneficio del Celta. Obsesionado por hacer perder al Real Madrid, Laureano tenía entre sus metas ayudar al Celta a regresar a Primera: “Cuanto antes contraten mis servicios, más pronto llegará el ascenso”. Hubo debate en la ciudad aunque la directiva nunca le hizo demasiado caso. Laureano llegó a ofrecerse a los aficionados.Una peña céltica lo contrató para incomodar a varios jugadores del Indauchu en su visita a Balaídos el 31 de enero. El ya apodado “la pila humana” viajó a Vigo de incógnito. El partido concluyó 4-2.El Celta inició una racha buena que desembocó en una nueva decepción en la promoción a Primera.

1965: Cesáreo González quiere a Di Stéfano

El empresario Cesáreo González se descolgó en 1965 con una oferta a Di Stéfano que ya había tomado al decisión de dejar el Real Madrid. Tres millones y medio de pesetas le pusieron encima de la mesa. Isidro y Santamaría trataron de convencerle, pero el argentino acabó fichando por el Espanyol. Visto su rendimiento hubiese sido un pésimo negocio para el Celta.

1973: el alcalde Ramilo sanciona a un árbitro

Antonio Ramilo, alcalde de Vigo a comienzos de los años setenta, sancionó con 10.000 pesetas al colegiado vizcaíno Urrestarazu por su arbitraje en un Celta-Atlético de Madrid que acabó 1-3. El colegiado recurrió el castigo impuesto pero el Concello de Vigo, como era de esperar, rechazó su alegación. Finalmente el gobernador civil, Pedrosa Roldán, le levantó la sanción.

1977: Fenoy, máximo goleador del equipo

En el Celta podían suceder cosas extraordinadias como que el portero acabase como máximo goleador del equipo en una temporada. Carlos Fenoy fue el encargado de tal cosa. Sus cinco penaltis convertidos le valieron para lograr esa “distinción” en 1977, pero claro, el equipo se fue al pozo.

Toni Cuervo no da merluza a la plantilla

Toni Cuervo fue uno de los entrenadores más peculiares que cayeron por Vigo. Duró poco en la temporada 1977-78 porque el hombre pronto se ganó el odio de los jugadores que le acusaron, entre otras cosas, de controlarles la alimentación y entre otras cosas no darles nunca merluza para comer.

1986: grito de “socorro” de Colin Addison

El Celta era un equipo de Primera División que no tenía dónde entrenar. Hubo un tiempo en el que el conjunto era como una romería ambulante que deambulaba por los campos de la provincia sin un lugar fijo donde entrenar. La falta de una ciudad deportiva, que se solucionó unos años después con el nacimiento de la primera versión de A Madroa hablaba mucho de las penurias en las que se movía el club.

1988: la muerte de Quinocho en Balaídos

Pasarán generaciones de celtistas y una de las cosas que les unirá será sentarse en verano a disfrutar del Memorial Quinocho, el torneo que honra a quien dio su vida por el club. Dos atracadores, uno de ellos había sido canterano del Celta, entraron en las oficinas un 20 de octubre a llevarse lo que hubiera en caja y el exfutbolista que se había convertido en gerente del club trató de impedirlo. Una cuchillada le rompió su corazón celtista. La ciudad lloró como pocas veces aquellos días.

Un accidente acaba con la carrera de Alvelo

Alvelo es trasladado al hospital de Toledo tras el accidente

Alvelo es trasladado al hospital de Toledo tras el accidente / FdV

Alvelo era un prometedor chico salido de la cantera. Tras disputar el Ciudad de Vigo ante el Botafogo el 20 de agosto salió con unos amigos y de vuelta a casa sufrió un accidente que le produjo lesiones medulares muy graves de las que no se recuperaría. Se acababa ahí la carrera de uno de los grandes talentos que había dado la cantera del Celta.

1994: la crisis de los avales

La tormentosa asamblea que sucedió a la crisis de los avales

La tormentosa asamblea que sucedió a la crisis de los avales / Faro

El celtismo se fue a la playa un 31 de julio sin más preocupación que no olvidarse de la crema solar y cuando volvió a casa se encontró en Segunda B. Culpa de un aval del presupuesto que no se había presentado. Movilización, crisis terrible en la directiva y decisión salomónica en la Liga para evitar la tragedia.