El Celta deja escapar otro tren en Balaídos

Al equipo de Benítez apenas le alcanzó el fútbol para sumar un desesperante empate ante un Cádiz que jugó una hora con diez

Larsen y Aspas celebran el
 gol del empate.   | // RICARDO GROBAS

Larsen y Aspas celebran el gol del empate. | // RICARDO GROBAS / j. bernardo

Veintiséis remates a puerta y un inesperado regalo arbitral que le dio superioridad numérica durante una hora larga apenas alcanzaron al Celta para sumar un mísero empate en un partido que era imperativo ganar y no resuelve ninguno de los muchos problemas que mantienen al equipo de Benítez empantanado en el fango. Se eleva a once la cuenta de jornadas sin relación con la victoria de este triste Celta que definitivamente es ya el peor de la historia en Balaídos.

Faltó calidad y temple para aprovechar una oportunidad de oro que se puso a tiro con la temprana e injusta expulsión de Víctor Chust. Los de Benítez la dilapidaron de forma incomprensible ante un adversario atrincherado, que supo jugar con inteligencia sus bazas después de acertarle al Celta en toda la frente en su primera y única llegada al portal de Guaita. El gol de Larsen, que necesitó media docena de remates claros para encontrar apuradamente el empate, esquiva apenas la catástrofe para instalarse en el drama de un equipo que, una temporada más, parece abocado a una larga agonía por eludir el descenso.

TaPIA por beltrán

Solo un cambio en el once que empató en Mestalla introdujo Benítez una vez despejadas las dudas sobre la salud de Starfelt. Tapia relevó a Beltrán en el único sector del campo donde las plazas no están adjudicadas y el equipo no encuentra equilibrio que compense el enorme vacío (ya no solo en el gol, sino en el juego) que ha dejado la salida de Gabri Veiga sin un reemplazo de garantías. Hasta que la expulsión de Víctor Chust le allanó el terreno, el Celta no se encontró nada cómodo sobre el verde. Sobraron nervios y faltó claridad a la hora de situarse en el campo. El Cádiz ganó casi todas las pelotas divididas porque ocupó mejor el espacio y fue más inteligente en la interpretación del juego. Llegó menos, pero fue mucho más eficiente.

La primera, en la frente

La portería a cero firmada en Mestalla no pasó de la categoría de anécdota porque nuevamente el Celta pagó un altísimo precio por un error defensivo supo aprovechar muy bien. Un falló de Starfelt, que salió del área para despejar por alto una pelota, propició que Iván Alejo pillase a la defensa a contrapié para colocar un centro al cogollo que Chris Ramos, adelantándose a la marca del central sueco, desvío lejos del alcance de Guaita.

dádiva arbitral

El Celta pudo recuperarse del golpe gracias a que 17 minutos después del gol de Ramos se encontró con un inesperado regalo. Gil Manzano expulsó a Víctor Chust por una falta a Iago Aspas al borde del área que debió ser sancionada con amarilla y que el VAR no corrigió. La infracción es clara, no así la interpretación del colegiado, que estima que el central valenciano del Cádiz era el último hombre, obviando que Fali llegaba al corte.

El regalo no compensa al Celta de los muchos atropellos que ha sufrido este curso, pero permitió al menos al conjunto de Benítez dominar un choque que el Cádiz manejaba hasta entonces con bastante comodidad.

DEMASIADOS REMATES

Demasiados remates necesita este Celta para anotar. Quizá el exponente más claro de este problema sea Larsen. El noruego ve puerta con bastante facilidad, pero necesita más de media docena de remates claros para anotar un gol. No ayuda al equipo el pobre balance goleador que presenta un Iago Aspas que al que se vio ayer en muchos momentos al borde de la desesperación. Bamba y Manu aportaron desborde, pero no la suficiente claridad como para superar a una defensa sumamente ordenada y bien disciplinada, que abortó todo cuanto centro lateral le llegó, sobre todo por la banda izquierda, pues la derecha fue un desierto.

COMBINACIÓN GANADORA

Una sola combinación ganadora encontró el Celta para superar la poblada zaga cadista. Mingueza tuvo la claridad de enviar un buen centro cruzado al área que Manu Sánchez puso en el segundo palo para que Larsen, anticipándose a su marcador, remachase en boca de gol. Poco antes, la entrada en el verde de Sotelo y Carles, retrasando a Tapia a la zaga parecía haber dado algo de vuelo al conjunto celeste. Por un breve momento, el Cádiz sufrió para soportar el asedio, pero no tardó en rehacerse con un triple cambio de Sergio que hizo entrar a los celestes en modo desesperado. Faltó ritmo, velocidad de balón e imaginación para superar a un rival riguroso que no dudó en recurrir a la simulación para amarrar el resultado.

un portero salvador

El Cádiz encontró anoche a su salvador en David Gil, el suplente de Ledesma. Siete intervenciones, en su mayor parte decisivas realizó el guardameta amarillo, que dejó a Larsen, Aspas, Mingueza y Bamba con un palmo de narices.

silbidos a Benítez

El deficiente desempeño del Celta en un partido que tanto el equipo como la afición tenían marcado en rojo colmó la paciencia de Balaídos que, harto de decepciones, acabó silbando a Benítez. El detonante fue la demora con que el técnico dio entrada a Douvikas, priorizando la entrada en el campo de otros jugadores que nada aportaron.

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