El guión de las dos últimas campañas no ha cambiado durante la discreta y atípica pretemporada recientemente concluida por el Celta: el equipo celeste sigue manteniendo una extrema dependencia del instinto goleador de Iago Aspas.
La influencia de la estrella celeste en el juego de ataque del equipo sigue siendo absoluta, como demuestra el hecho de que el delantero moañés ha participado de modo directo o indirecto en los cinco goles anotados por el conjunto que dirige Óscar García en los tres encuentros amistosos disputados durante la fase preparatoria. Aspas anotó tres de los cinco tantos y dio los dos restantes a Emre Mor -el otro jugador destacado de la pretemporada-, con un promedio de anotación de un tanto cada 37 minutos.
Uno de los objetivos para la temporada que empieza este sábado en Ipurua era precisamente que el gol estuviese en el Celta más repartido. El problema es que, con muy pocas caras nuevas y escasa participación atacantes que no entran en los planes del club, como Gabriel Fernández, el equipo no anbaba precisamente sobrado piezas ofensivas, a lo que hay que añadir los pocos minutos de juego de Denis Suárez y Santi Mina.
No brilló en esta fase preparatoria Álvaro Vadillo, una de las nuevas caras, fichado para suplir el déficit del equipo en el juego por banda. Sí lo hizo, en cambio, Emre Mor, que aportó dos goles y protagonizó buenas asociaciones con el propio Aspas y Nolito, pero que todavía debe demostrar su nivel en LaLiga.
