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Tener la pelota porque sí

► El Celta revive su tradicional pesadilla en Getafe en un partido jugado exactamente como lo diseñó Bordalás ► Los madrileños, muy ordenados, se limitaron a esperar los regalos ajenos

El Celta podría pasarse cinco días en el Coliseum de Getafe magreando la pelota de un lado a otro, sin pisar el área rival y dando vueltas por el campo sin ningún sentido en busca de un camino que lleve a la portería de Guaita. No lo encontraría. Getafe se traga a este equipo por sistema y si se pudiese recusar a un rival (como sucedía hace años con los árbitros) no hay dudas de que el Celta elegiría no ver delante a los "azulones", protagionistas de algunos de los grandes desastres vigueses de las últimas temporadas. Pero al margen de estas cuestiones que tienen que ver con la tradición y la matemática, el Celta fue un espanto, un equipo sin alma, carácter ni talento para sacar al Getafe del plan con el que había saltado al campo. Mal Unzué que fue incapaz de sacar al equipo de ese tono gris y monocorde que luce demasiadas tardes; y horribles los jugadores, superados en todos los duelos individuales, ausentes e incapaces de mostrar una sola gota de su presumible talento.

setenta por ciento

El Celta ha vuelto a perder un partido en el que ha disfrutado de un setenta por ciento de la posesión. Ya ha sucedido con mucha frecuencia este ejercicio y da qué pensar. Los vigueses no evolucionan cuandoenfrente se coloca uno de esos equipos que se apelotonan, que les entregan descaradamente la pelota y se limitan a esperar. Recientemente también sucedió en Vitoria. Va siendo hora de entender que no todos los rivales saltan al campo dispuestos a descoserse como tanto le gusta a Unzué y a este equipo le cuesta encontrar a sus delanteros en esa situación. Y ofrece la sensación de que no hay más plan que un centro de Pione, un balón parado o que aparezca Aspas con la varita mágica.

bordalás

Uno de los grandes protagonistas del partido. Serán discutibles sus métodos, el estilo de sus equipos, pero no se puede poner en duda que ayer superó con creces a Unzué con tres ideas completamente básicas. El técnico tejió en su propio campo una red que el Celta, poco profundo, fue incapaz de traspasar. Toda la ciencia que se presupone al cuerpo técnico del equipo vigués saltó por los aires frente a la primitiva idea de Bordalás que consistía en juntarse, en cerrar los pasillos interiores y en ser mucho más intensos que el Celta. Y luego sentarse a esperar que los de Unzué cometieran uno de sus habituales regalos en defensas. Generosos, los vigueses les concedieron tres.

Lobotka-Tucu

Unzué echó mano de Hernández y puso a Lobotka por delante de él. Le gusta liberar al eslovaco contra equipos que se cierran, situar al Tucu en una posición donde no se le ve suelto (una especie de tercer central) y liberar a los laterales para que ataquen. Discutible decisión. Y ya de paso, ponía al chileno a pelear los balones aéreos que Borbalás convierte en una de las herramientas del equipo madrileño que ni se plantea hacer concesiones en la salida de la pelota como sí sucede con el Celta. Sin el pequeño Lobotka en su posición natural el Celta no tuvo una salida clara de la pelota. Todo fue confusión desde el origen. Tan incómodo se sintieron los vigueses que acabaron por cometer errores groseros como la pérdida de Aspas que acaba en el primer gol de Getafe o el enredo de Lobotka (con posible falta de los medios madrileños) en el segundo.

agresividad

El partido deja retratado a todo el Celta, pero especialmente a la defensa. Blanda hasta ha desesperación. Nada lo refleja como en el segundo gol del Getafe. Los de Bordalás mordieron a Lobotka para perder la pelota y cuando la recuperaron se encontraron con que delante tenían a una colección de corderos. Nadie fue con un mínimo de agresividad a la acción. Jonny deja maniobrar a su rival, Wass permite el desmarque y no tapa el espacio que se genera en el costado izquierdo, Sergi va al cruce con cierta timidez y Roncaglia persigue a distancia al goleador como si la cosa no fuese con él. Un verdadero chiste. Uno de tantos esta temporada.

el futuro

A esta historia le queda mucho cuento todavía. El Celta, que ha hecho un punto de los últimos nueve en juego, está a tres del séptimo puesto que seguramente dará el pase a la Europa League. Esa pelea se decidirá en los últimos cinco partidos, pero los vigueses van a llegar a ese momento con escaso margen de maniobra por días como el de ayer. El duelo ante el Eibar parece que puede marcar mucho el futuro inmediato. Los de Mendilibar, felizmente, discuten la posesión de la pelota. De lo contrario Unzué tiene cinco días para saber por fin qué quiere hacer con ella.

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