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Al Celta le traiciona la puntería

El equipo celeste se estrella contra Diego López y acaba por ceder dos puntos en un duelo que dominó de forma aplastante

Stanislav Lobotka conduce la pelota perseguido por el Pablo Piatti en la jugada final del partido finalmente desbaratada por la defensa espanyolista. // José Lores

Un gran fútbol no bastó ayer al Celta para certificar un triunfo que mereció sobradamente sobre el césped ante un Espanyol granítico, que sacó un descomunal botín de sus dos únicos disparos contra el portería de Rubén. Los de Unzué generaron juego y ocasiones más que suficientes para solventar el trámite con goleada, pero les traicionó la puntería y acabaron estrellando sus opciones contra Diego López, el héroe de los pericos, que evitó la derrota con tres paradas formidables.

El empate frena las aspiraciones europeas celestes, que pierden terreno frente al Eibar y el Sevilla y deja un inevitable poso de frustración por las oportunidades dilapidadas y el alto precio pagado por los escasos errores cometidos. Incluso cuando todo parecía perdido, los célticos tuvieron el triunfo en una conducción de Lobotka, que dilapidó un mano a mano frente a Diego López.

Pero aunque el resultado escuece, el partido regala también motivos para el optimismo: la contundencia y el inmenso nivel de forma de Maxi Gómez, un delantero insaciable que crece exponencialmente con el paso de las jornadas; el afilado trato que el equipo dispensa al balón o la recuperación para la causa de futbolistas de tanto peso la pasada temporada como Nemanja Radoja o Facundo Roncaglia. Reconfortan también la voracidad del equipo en la presión y los minutos de calidad jugados ayer por Emre Mor, un puñal por la banda izquierda, que comienza a tomar impulso y promete réditos a corto plazo. Jugando así, no muchos puntos más se va a dejar el Celta a aquí al final de curso.

hacia un once tipo

Juan Carlos Unzué desplegó frente a los de Quique Sánchez Flores un once lo más parecido de esta temporada a un equipo tipo. El técnico repitió en las por cuarto encuentro consecutivo con Facundo Roncaglia y Sergi Gómez como pareja de defensas centrales y recurrió por tercera vez a Radoja para acompañar a Lobotka en la sala de máquinas en una posición novedosa este curso, con el serbio por delante del eslovaco para intensificar la presión contra la salida de pelota del rival.

La disposición de las piezas sobre el tablero varió ligeramente ayer con respecto a otros partidos. El 4-4-2 en el que el Celta se había movido en las últimas semanas se convirtió en muchas fases del partido en el 4-3-3 del inicio de temporada, con Sisto más avanzado, junto a la pareja de delanteros, y Wass moviéndose por el medio, casi como un tercer medio centro dejando libre el carril derecho a Mallo, que progresó (también lo hizo Jonny por su costado) con mucho peligro y explotó con acierto su banda para asistir a Maxi en el gol primer gol celeste.

un precio desorbitado

El Celta volvió a pagar ayer un alto precio los sus errores defensivos, que fueron ayer contados, pero que el rival aprovechó con la máxima efectividad. La presión avanzada que tan bien practica este equipo tiene a veces sus riesgos y ayer bastó un pequeño desajuste en medio campo para dejar expedito al brasileño Leo Baptistao el camino del primer gol. Maxi falla ligeramente en el salto por un balón por alto, Lobotka pierde la pelota en zona sensible con la defensa adelantada y Gerard roba un balón de oro para servir en largo hacia la carrera de Baptistao, que galopa sin oposición hacia Rubén y define con frialdad el mano a mano, cruzando la pelota lejos del alcance del portero celeste.

El segundo gol perico, una obra de arte de Gerard Moreno a 4 minutos del final, dolió, si cabe, más, aunque en este caso fue más mérito del delantero catalán que demérito de Sergi Gómez, a quien el punta blanquiazul rompe la cintura, en la marca con una sensacional movimiento. Gerard utiliza a la perfección el cuerpo para mantener a distancia a su marcador y se gira con velocidad para armar un disparo portentoso, muy potente y a la vez colocado, que toma rosca y se cuela pegado al palo dejando a Rubén con un palmo de narices.

la muralla de lugo

Más que a un despiste defensivo puntual y al instinto depredatorio de Gerard Moreno, el empate hay que atribuirlo a la imponente actuación de Diego López bajo el travesaño.

El veterano cancerbero lucense vive, después de un difícil comienzo de temporada, un momento especialmente dulce que le ha permitido arrebatar la titularidad al más joven y también solvente Pau López. El penalti detenido a Messi en la Copa del Rey le ha devuelto A Diego López la confianza y el protagonismo de antaño y actuaciones como las de ayer, hurtando con dos manos imposibles el gol a Maxi y otra gran parada a Aspas, lo distinguen, para desgracia del Celta, como el héroe del partido.

Maxi, a rebufo de aspas

Felizmente para Unzué, el Celta cuenta con una pareja de artilleros absolutamente demoledora. Si uno se desdibuja, el otro aparece, cuando no combinan sus fuerzas. El panzer uruguayo persiguió el gol con la tenacidad de un perro de presa y no cejó en su empeño hasta firmar un doblete que le acerca a solo dos goles de Aspas y debió bastar al Celta para sumar tres puntos. Trece goles suma el uruguayo contando el del Benito Villamarín -que la Liga le adjudica en propia meta a Camarasa- y quince el moañés. Solo Messi y Luis Suárez mejoran las cifras de la pareja céltica en LaLiga.

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