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Los 28.000 días celestes de Alicia Barreiro

La nueva abonada número uno del Celta desgrana recuerdos de casi 78 años de militancia

Alicia Barreiro con el carnet número 1 de abonada

"Cada mañana, cuando me levanto, doy las gracias por estar viva", dice Alicia Barreiro. Y cada uno de esos agradecimientos añade otra muesca a su cuenta céltica. Hoy cumple 28.372 días consecutivos como socia o abonada; 77 años, ocho meses y cinco días de los 85 años, un mes y 24 días de existencia. Aunque ya advierte: "Empecé a ir a Balaídos mucho antes, a los dos o tres años de edad, en el colo de mis padres. Como entonces no entendía los partidos, me entretenía jugando con muñecas". Después sí ha descifrado y amado el juego. "Soy una chalada del fútbol y del Celta", se define. Y ahí sigue, todavía en el estadio si no cunde el frío, disfrutando y sufriendo los partidos; en parte imaginándoselos. Revela: "Cuando el rival tiene una ocasión, me tapo los ojos"; ojos que son igualmente de un celeste infinito. Quizás en esos momentos vuelva a escuchar a su padre, Máximo, que le susurra: "Tranquila, sosiégate, ya pasó la jugada".

"Acabo de renovar el abono", se ufana. Un acto que la ha convertido oficialmente en la abonada número 1 del Celta. El club no había aclarado la identidad de su socio más antiguo desde el fallecimiento de Basilio Ferreiro en febrero de 2015. "Yo tenía el número cuatro. No contaba con esto", admite. Prefiere pensar que alguno de los que la precedían se ha dado de baja. En tiempos de Horacio Gómez ya le habían entregado, bien que con retraso, la insignia a los cincuenta años de fidelidad.

Alicia, o sea, solo se recuerda céltica, antes incluso de saber qué significaba tal cosa. Máximo y su madre, Aurora, le inculcaron esa fe, que ha sido consistente y pródiga en la familia. Una parte se proclamaba del Turista; otra, del Gran Peña, que presidió su primo Ángel Graña. En el amor al Celta se reunían todos.

Fue el 1 de noviembre de 1939 cuando sus primeros escarceos infantiles se convirtieron oficialmente en militancia. El 3 de diciembre se reanudó la Liga tras el paréntesis de la Guerra Civil y el Celta se estrenaba en Primera División, categoría que en 1929 le habían negado pese a heredar los derechos de Vigo y Fortuna. Alicia ha vivido todas las peripecias del equipo desde entonces, las glorias y miserias. Y siempre desde Tribuna "salvo en un partido contra la Real Sociedad; el Lagares se había desbordado y el campo estaba inundado. Tuve que verlo en Río", concreta.

Su memoria más feliz está ligada al palco 23 de la vieja grada, el que siempre compartió con su padre. Los días de partido tenían una rutina precisa. Máximo, con su pequeña de la mano, quedaba con su cuñado y un grupo de amigos en Casa Castor, al lado del comercio La Ocasión, en la Praza da Princesa. "Era una tasca, un pequeño establecimiento de tabacos, chiquitas y meriendas", describe Alicia. "Éramos ocho, diez. Íbamos juntos. Cogíamos un famoso tranvía que era largo, el número dos, que ya venía lleno de Policarpo Sanz. Si no, el que iba a Baiona. Me subían en volandas". Camino del estadio había parada obligada delante del mono de La Florida. Tras el partido, al regreso, en Casa Eligio, junto a El Pueblo Gallego, se reponían fuerzas "con unos pepitos impresionantes".

Y así, año tras año, mientras el clan aumentaba. Alicia es hija única y se quedó soltera. Pero con ocho primos, al mayor de los cuales le lleva once años de edad. "Para todos hice de hermana mayor o madre adoptiva. ¡Cuántas noches malas me dieron! ¡Cuántos días he ido a trabajar sin dormir!".

Alicia, que estuvo dos años en la Gestoría Leis y preparó oposiciones a Hacienda, acabó enrolándose en Telefónica, donde al cabo se jubilaría. E incluso en esa otra faceta influía el Celta. "En Telefónica había un turno malísimo, que no quería nadie. Yo tenía que acogerme a él para tener los domingos libres. Una semana iba al Celta y a la siguiente al Turista".

Nombres centrales de la historia céltica desfilan por su memoria y no solo como espectadora. A muchos los conoció. Hándicap, periodista, entrenador, promotor y fundador del Celta, era amigo de su padre y Alicia, compañera en Carmelitas de sus hijas Asunción, ya fallecida, y Cristina, a la que todavía se encuentra por Orillamar; Alicia, en sus paseos y Cristina, viniendo de desayunar.

Entre sus jugadores preferidos destaca a Nolete, "que era un hombrote", y a Cons. "Pero el que me chifló era Antonio Fuentes. No hacía las virguerías de Messi, cuando juega en la media, Iniesta o Xavi, pero tenía un toque de balón impresionante. Era muy apuesto. Nosotros vivíamos en el 44 de la calle Real y él tenía una novia, Francisca, que vivía en el 41. Venía a buscarla y era una pareja que causaba sensación". También destaca "los goles olímpicos que metía Roig siendo yo adolescente". De Gaitos menciona "el genio que tenía" y de Agustín que le apodaban "Peixe" y "estaba casado en Vigo con una chica de la familia Pereiro. Son muchos de los que me acuerdo, sobre todo de los porteros: Simón, que era muy pequeño pero impresionante; Alberty, el Tigre Padrón...". No necesita retroceder tanto en el tiempo para entusiasmarse. Atilano aparece en su santoral. "Pero para época bonita, la de Mostovoi, Mazinho y Karpin".

Confiesa Alicia que el Barça es su equipo predilecto después del Celta. Acota: "El Madrid no me gusta desde pequeña. Nos zampaba a todos los jugadores bonitos que teníamos, como a Pahíño. Y a Olmedo, que era muy elegante. Como en el Madrid había fracasado, nos lo mandaron a Vigo y aquí lo hicimos internacional. Al año siguiente se lo llevaron. Por eso le cogí tirria al Madrid".

Aspas, Toto y Unzué

Alicia sigue al punto la actualidad céltica y presencia los partidos, en el campo o en el televisor, según se tercie el día. "Acabo de hacerme un chequeo de todo, tengo perfecto el corazón, pero le tengo un poco de miedo a la tensión. A pesar de que disfruto horrores". En el Celta actual elige como favorito a Aspas "por el amor propio que demuestra". Y le desea lo mejor a Berizzo, si bien le avisa: "La afición de Sevilla es distinta a la de Vigo. Somos más comprensivos. Allí, como palme tres partidos seguidos...". No le disgusta el fichaje de Unzué. Al fin y al cabo "fue Luis Enrique el que preparó el Celta que tenemos ahora".

Lo que le irrita es la posibilidad de que el Celta se vaya a jugar a Mos. Le habla directamente a Mouriño: "¿Cómo van a llevar el Celta de Vigo a Mos? Usted no puede llevar el Celta de Vigo a Mos. Yo comprendo que usted es muy amigo de Mos y del presidente de la Xunta. Pero como ellos no son de Vigo... Yo no le privo a usted de que se compre otro equipo, que haga un estadio muy moderno; si se lo ofrece la alcaldesa de Mos y le va a ayudar el presidente de la Xunta, me parece muy bien".

Haberse convertido en la primera mujer que posee el carnet número 1 del Celta le supone "una gran satisfacción". En el repaso del camino hasta este punto se le viene a la mente su familia, "a los presentes, que tengo y quiero muchísimo", distingue, "y a los que se han ido y ya no puedo recuperar. Algún día nos veremos". Será en el tranvía largo, el número dos, en brazos de sus padres, camino de Balaídos.

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