Que a mediados del siglo XX, fuésemos víctimas de infinitas colas frente a ventanillas atendidas por funcionarios desmotivados, era de un costumbrismo inevitable; en aquella sociedad cadenciosa en su ineficacia, lenta y desorganizada no había más remedio en postergar nuestras demandas hasta que Dios dispusiese o el funcionario de turno previa propina dejase de procrastinar. Que ahora, bien entrado el siglo XXI, sigamos enredados en los mismos vicios salpicados por la más rancia burocracia, no tiene perdón.

Que si el solicitante tiene que cubrir el formulario X, además del Y, en español y en la lengua oficial de su comunidad, además de remitirlo por internet acompañado con la firma electrónica que previamente solicitará en Hacienda con el formulario H.

Una vez realizados todos los trámites, entramos en (stand-by),una especie de limbo, o lo que es lo mismo, en modo espera hasta que su santidad la graciosa administración tenga a bien ponerse en contacto con nosotros por cualquier medio ofimático para requerirnos que debemos cubrir a mayores el formulario E, el cual es imprescindible para dar tramite a los los dos formularios anteriores. ¡Uf!, menos mal que simplifican las cosas.