Santiago de Chile recupera parte de su "normalidad" previa a la pandemia: la protesta en las calles. El Covid-19 puso entre paréntesis el hondo conflicto social que explotó en octubre. Pero el efecto de la cuarentena entre los sectores más vulnerables de la población volvieron a encender una mecha en la periferia a la que ya se conoce como "el estallido del hambre".

Abrumado por los crecientes efectos del coronavirus, que hasta el momento provocó 509 muertes y 50.000 contagios, el Gobierno de derechas teme a la vez que las barricadas, quema de autobuses, bombas molotov y choques entre policías y manifestantes que vuelven a verse en las calles se propaguen en peores condiciones de control del malestar colectivo. Las autoridades ignoran por ahora si los episodios registrados en la periferia capitalina son aislados o el comienzo de problemas mayores.

La localidad de El Bosque, en el borde sur de la capital, se parece mucho a otras zonas que nunca recibieron los beneficios de la prosperidad selectiva que se ha conocido entre 1990 y parte de 2019. Ahí se levantan viviendas de unos 40 metros donde suelen vivir hasta tres familias con sus estómagos apretados. La gran mayoría de los pobladores, como se los llama, han perdido sus trabajos por la cuarentena. La pobreza golpeaba en 2019 al 37% de sus habitantes. En El Bosque, epicentro de la reciente feria, se registran además un millar de contagios de Covid-19.

El ministro del Interior, Gonzalo Blumel, considera las protestas de "absolutamente inaceptables" por haber burlado las normas sanitarias vigentes. Si bien reconoció que "hay una situación difícil que genera dificultades para las familias", Blumel advierte que las "acciones violentas" ponen en riesgo "la salud de mucha gente, no solamente el orden público".

El Gobierno quiere sancionar a quienes proyectaron la palabra "hambre" en el imponente edificio de Telefónica de Santiago. El diputado de izquierdas Gabriel Boric replicó al ministro: "No se puede reprimir el hambre. Preocupémonos de mejorar las políticas públicas para que la cuarentena no sea un privilegio que pueden cumplir solo quienes tienen los recursos".

Dante Contreras, subdirector del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), considera que Chile está sentado "sobre una bomba de tiempo". La crisis social que se visibilizó en octubre se agrava ahora a partir de la pandemia: el paro llegará a los dos dígitos y aumentará la pobreza a niveles que no se conocían desde 1982.