En el contexto de Hiroshima y Nagasaki, el Papa se ha extendido en reflexiones sobre la violencia, en torno a la cual tiene el proyecto de publicar una encíclica que espera su momento de maduración. Ahí entraría de lleno en la gran cuestión de la paz, en el significado y alcance de la legítima defensa y en la hipocresía de los países fabricantes y exportadores de armas. Los periodistas plantearon al Papa preguntas sobre la oleada de violencia que sacude desde Hong-Kong a una Iberoamérica en llamas. Francisco explicó que hace falta un análisis bien realizado para poder pronunciarse, y también delimitó que hay asuntos en los que no es competente. Sin embargo insistió en el camino de la mediación y del diálogo para abordar los conflictos.

Tras su viaje a Extremo Oriente el Papa ha señalado que el Occidente del consumismo debe aprender de las culturas orientales la dimensión de la búsqueda de la sabiduría y de la contemplación. Y es que toda construcción social debe fundarse sobre el sentido auténtico de la vida humana.