El PP ha perdido las elecciones. Ese es el primer análisis que se puede hacer de la noche electoral. La derecha mediática ya se ha encargado de infundir el descontento con la ley electoral diciendo que les ha perjudicado. Algo que, aun no siendo incorrecto, no es del todo verdad. Veamos: PSOE y Unidas Podemos han tenido un total de 11.213.684 votos, que se traduce en 165 escaños en la Cámara Baja. Ese número de votos representa, del total, casi un 43% de los sufragios y, al mismo tiempo, 165 escaños es aproximadamente el 47% de los escaños. Por otro lado, PP, Ciudadanos y Vox han logrado 11.192.623 votos, algo más de un 41% de los votos; traduciéndose así en 147 escaños, un 42% de los asientos. En otras palabras, el sistema electoral SÍ representa (bastante) fielmente la votación en el conjunto de España, ya que teniendo la izquierda un 43% de los votos tiene un peso del 47% en el Congreso y la derecha, con un 41%, representa el 42% del Hemiciclo. Teniendo en cuenta que la finalidad de todo sistema de atribución de escaños consiste en traducir un número muy grande de votos, unos 37 millones de sufragios en muy pocos escaños, 350, podemos afirmar con plena rotundidad que nuestro sistema funciona.

Pero, ¿por qué dice entonces el Partido Popular que le ha perjudicado a la derecha? En realidad lo que le ha perjudicado es la candidatura de Vox en circunscripciones pequeñas, que eligen a menos de seis diputados, y que además son hegemónicas del PP. Pongamos el caso de Huelva. En Huelva escogen a cinco diputados y el 28-A fueron elegidos 2 del PSOE, 1 del PP, 1 de Ciudadanos y 1 de Unidas Podemos, quedándose Vox a muy pocas papeletas de UP. Si Santiago Abascal hubiera hecho caso a Pablo Casado cuando le sugería no presentarse en todas las provincias, en Huelva la derecha habría ganado, logrando el PP un segundo escaño que habría perdido Unidas Podemos. Pero es posible hacer otra lectura, la que hacía Iván Espinosa en su cuenta de Twitter el día 29: si el PP no hubiera infundado el miedo en el votante medio de Vox hablando del "voto útil" muy posiblemente en Huelva el escaño de UP se lo habría llevado Vox con apenas 400 votos más.

Visto lo cual, es evidente cómo el sistema de reparto de escaños (conocidísima Ley D'Hont) castiga a aquellas formaciones que se escinden y favorece a las formaciones con candidatura conjunta (como lleva pasando 40 años con el Partido Popular). Lo único que podemos afirmar a ciencia cierta es que la derecha, tal y como está concebida en España, se ha roto. Pero no se rompió la noche del 28 de abril, sino la mañana del 1 de junio de 2018, el día en que se votaba la moción de censura de Mariano Rajoy y el expresidente prefirió pasarse al whisky dejando el bolso de Soraya en su asiento en lugar de enfrentarse a una sesión histórica en las actas del Congreso. Ese día, junto con el que Rajoy dijo que los liberales no tenían cabida en el Partido Popular, que se fuesen al partido liberal, desapareció la derecha ideológica en España.

La derecha ha de reflexionar, pues los 24 escaños de Vox, o más de dos millones de votos, no es la causa de la fragmentación de la derecha; sino la consecuencia de haber fallado a los casi ocho millones de personas que votaron al Partido Popular en 2016.