En el lenguaje cotidiano, asociamos paz a la ausencia de guerra, casi estrictamente de tipo militar. Una escena de la I Guerra Mundial, histórica, ha sido motivo de no pocas felicitaciones este año a través de whatsapp, cuando en 1914 los soldados alemanes y aliados entonaron el "Noche de Paz" en el día de Nochebuena, se abrazaron, jugaron un partido de fútbol y se olvidaron de la guerra por unas horas. Lo cierto es que es un hecho y una escena que conmueve, aunque la ternura deja un poso de pena, porque a las pocas horas esos mismos soldados volvieron a las armas.

Hay otros tipos de paz que no tienen que ver con las contiendas militares, aunque bien analizados son el germen de crisis y enfrentamientos que acaban conduciendo muchas veces a la violencia.

La paz no es sinónimo de comodidad ni de que todo vaya bien: el consumismo exagerado tiene un fondo egoísta y equivocado, y se comprueba en muchos conocidos o amigos, tal vez en nosotros mismos si somos sinceros. El fondo de la paz es espiritual y religioso, y es bueno redescubrirlo.

Como viene afirmando el Papa Francisco, en la vida es muy importante agradecer y perdonar.