El Gobierno ha emprendido una carrera contrarreloj para sacar adelante todos los proyectos que le permitan conservar los apoyos parlamentarios conseguidos en la moción de censura. Conocedor de que no puede estar parado y perder la iniciativa, Sánchez no deja de alumbrar ideas para su ofensiva del despiste aunque luego tenga que rectificar, porque le resulta más rentable tener entretenida a la oposición y a la sociedad entera, antes que hincar el diente a los problemas reales del país.