Es un hecho consumado que en nuestra España democrática la política se ha convertido en la profesión de los que no tienen profesión, pero que han hecho de ella su manera de vivir privilegiadamente.

Es un hecho consumado que en nuestra España democrática no todos somos iguales ante la ley. Todos somos conocedores de esos reclusos de cuello blanco y en su momento hasta título nobiliario a los que se les acondicionan las cárceles a sus propias necesidades particulares.

Y ahora el sistema educativo, pilar donde se tiene que fundamentar la formación de todos los ciudadanos para el logro de una sociedad más formada, y a ser posible también más solidaria, pero hete aquí, que en la cúpula de la pirámide de una universidad pública, por fortuna de momento solo una, nos encontramos con catedráticos inmorales que regalan másteres a sus correligionarios políticos, los cuales tienen la misma responsabilidad penal al recibirlos que la de quien los otorga. Qué tienen que pensar nuestros estudiantes que después de años de esfuerzos cuando logran acabar sus estudios, posteriormente la mayoría estando capacitados para realizarlos no pueden acceder a máster alguno, simplemente por su elevado coste económico, cómo tiene que ver la generación estudiantil esta nueva mafia educativa. ¿En dónde quedaría olvidada su promesa o juramento docente, que regala a estos políticos, que decían y dicen querer ser el bastión contra la corrupción, sus másteres para dar lustre a su brillante currículum académico, yo diría para dar lustre a su currículum de desvergüenzas?.

¿Quedará algo todavía por ensuciar de nuestra España que decimos democrática? ¿Hasta dónde seremos capaces de llegar?