No se debe dejar engañar la gente con juegos de palabras y gestos tramposos. Lo que parece ser una resistencia pacífica del pueblo catalán (muy organizada, por cierto), no es otra cosa que la máxima expresión de la violencia totalitaria: la que quiere imponer sus propios criterios violando las leyes que el pueblo libre acordó respetar. Da igual que esta violencia contra las leyes se enmascare dentro de un pacifismo simulado, pues jamás será pacifismo violar la ley. Manipular a la gente, diseñar una historia a capricho, organizarse para la rebelión e imponer la conculcación sistemática de la ley, son formas de violencia extremas. Y esto es lo que todos debemos saber. Son ellos los violentos; los violentos extremos. ¡Qué hubiese sido de nuestro querido país, de todos nosotros, si en vez de tractores, mossos y medios de comunicación entregados, hubieran tenido tanques y aviones!