Parece que los peores pronósticos se cumplen en torno al R.C. Celta de Vigo. Nuestro club y emblema está a punto de cambiar de manos y pasar de pertenecer a un fondo de inversión mexicano a otro chino.

Si algo queda claro es que el que pudo haber sido el mejor presidente de la historia se convertirá en el peor, decepcionando así a decenas de miles de personas, entre las que me incluyo. Se hará rico, si no lo es ya, pero dejará escrita una de las peores páginas de la historia de nuestro club y solo él es responsable de su propio destino y del recuerdo que deje de su paso por una institución emblemática y casi centenaria. Es su libro y es él quien escribe sus páginas.

La afición en su conjunto muestra signos de gran preocupación, muchas veces alentados por entidades que poco o nada quieren a esta ciudad y desde la distancia contaminan y siembran desconfianza entre los aficionados. Pero la realidad es que el Celta, como ya dije, estaba en manos de un fondo de inversión mexicano cuyas acciones estuvieron presuntamente destinadas a incrementar el valor del club con la clara intención, y a los hechos me remito, de ganar la mayor cantidad posible de dinero, de buscar un beneficio escandaloso utilizando para ello los sentimientos de decenas de miles de personas e incluso, me atrevería a decir, de toda una ciudad castigada como pocas. De hecho, esta semana hemos podido ver en diversos medios de comunicación como este fondo ha realizado una oferta pública de acciones del club a un valor de 12 euros la acción, para después venderlo al nuevo fondo por 300 veces el valor de compra. Que cada uno califique y juzgue esta acción, yo por mi parte lo tengo muy claro.

A día de hoy, doy por hecho que nuestro emblema pertenece ya a un fondo chino, que no conozco, del que desconocemos sus intenciones y su forma de gestión, pero sinceramente no sé por qué tiene que ser peor que lo que teníamos hasta ahora, que parece no ser más que una bien diseñada operación comercial sin sentimientos, sin vínculos y tan fría como el hielo. Quién me dice a mí que los nuevos propietarios no van a tener mejores intenciones que los antiguos, lo cierto es que es una posibilidad, que visto lo visto, es cada vez más probable.

La pasada semana le escuché al señor alcalde decir que ya hablaría cuando los rumores fuesen realidad, que tenía mucho que contar, especialmente sobre los proyectos que a la sombra del Celta se habían presentado al Concello. Espero impaciente, me puede la curiosidad y desde luego deseo en cuerpo y alma que se sepa toda la verdad, sobre todo porque hay que seguir alimentando las páginas del libro de la historia. Aquel libro que una vez escrito, no se borra y bien podría acabar con aquella frase que leí en cierta ocasión en un periódico, curiosamente mexicano y decía textualmente:

"Conocí una vez a un hombre que era tan pobre, tan pobre, tan pobre, que lo único que tenía era dinero, mucho dinero".