Hace ya un año que no nos acompaña la esencia de la retranca gallega, Carmiña, que con su desparpajo y su incisiva y peligrosa habilidad para meterse con la gente, riéndose con ella, y nunca de ella, nos alegraba la vida, y nos enseñaba cuál es la manera más sana de afrontarla y disfrutarla. Aunque todos los que la conocemos sabemos que tenía taitantos, su DNI decía que había nacido allá por 1923. Y a pesar de ser joven, hace unos años, la independencia fue mermando, al igual que la vitalidad. Por este motivo tuvo que ir a vivir con la familia, pero al pasar muchas horas sola en casa, puesto que las obligaciones laborales nos obligaban a estar lejos de ella unas "ocho" horas al día, sus alicientes vitales se iban reduciendo. Por no hablar de esos bisnietos que se hacían de rogar.

Un día, aceptó nuestra propuesta de acudir a un centro de día (en un tiempo en que los servicios sociales eran más valorados), concretamente al Centro de Día Coia. Algo cambió desde ese día, una nueva ilusión nació en Carmiña, un nuevo aliciente para levantarse cada día con vitalidad, y acostarse con las ganas de que otro nuevo empezara.

Los que hemos tenido la oportunidad de vivir cerca de ella pudimos comprobar que era esto que la había quitado 50 años a los taitantos? Lo descubríamos al ayudarla a subir al autobús cada mañana, con la sonrisa y las buenas palabras de los trabajadores del centro que la recogían, y el cariño con el que la trataban. Esto, era evidente que se trasladaba al interior, por cómo nos hablaba Carmiña de ellos, y la complicidad que veíamos entre los trabajadores y los mayores cada vez que acudíamos al centro para alguno de los eventos que compartían con las familias.

Además de hacer público el agradecimiento de mi familia y el mío en particular, me gustaría pedirle a los trabajadores del Centro de Día Coia, que nunca pierdan esa ilusión por su trabajo y por el cuidado de las personas mayores a las que debemos todo. La segunda juventud de Carmiña, que es algo que ha disfrutado ella, su familia y amigos, tiene mucho que ver con ellos. Y eso es algo que nosotros nunca olvidaremos.