Esta ciudad lleva mucho tiempo esperando por un futuro que no acaba de llegar. Los cambios de ejecutivo tampoco ayudan -por practicar las mismas políticas-, lo único que cambia son las iniciales de nuestros gobernantes. El vehículo político sigue siendo el mismo, si el gobierno anterior formado por populares aumentaron los impuestos, el actual socialista también los aumentaron, a los seis meses de llegar al poder.

Gobernar significa mirar hacia el futuro, pues una persona prevenida vale por dos, pero la visión de nuestros gobernantes no va mas allá del sonido de las campanas. Se preocupan más en maquillar su propia imagen que buscar soluciones a los problemas de los ciudadanos.

Cuando salimos de Pontevedra y llegamos al valle del Salnés ya notamos la tierra del abono y las nieblas de la ría. El sueño arousano aún no ha llegado y tardará en llegar. La carta social de este Concello está formada por cifras de alto paro, envejecimiento muy rápido y demografía, pues a finales del pasado año se contabilizaron casi 250 habitantes menos y si añadimos una economía en retroceso por falta de empleos, nos encontramos con una imagen muy negativa.

El puesto de alcalde ha cambiado mucho en los últimos años, además de crear energías para utilizarlas en la solución de problemas también se han convertido en managers de crisis, pero esto aun no lo hemos visto, pues algunos se comportan como un presidente de una comisión de fiestas. A menos pan más música.

Estamos en el año 2016 y tenemos más sol, pero seguimos viendo una imagen sombría de los años 60.