A Illa fija topes bajos ante la escasa talla y la mortandad del marisco

La Cofradía ha abierto sus autorizaciones tras una asamblea pero los muestreos hablan de un 83% de marisco que no alcanza la talla

Embarcaciones de marisqueo en la ría de Arousa.

Embarcaciones de marisqueo en la ría de Arousa. / Noé Parga

A. G.

No son buenos tiempos para el marisqueo a flote. Tras la debacle del libre marisqueo, las cofradías de la ría de Arousa han optado por abrir sus concesiones para que los marineros puedan trabajar y tener algún ingreso. Ese es el caso de la de A Illa de Arousa, donde la pasada semana se celebró una asamblea con los marineros para decidir que hacer de cara a la Navidad. En ella se les explicó que los muestreos apuntan a que el 83% de la población de los diferentes recursos no alcanza la talla comercial y es demasiado pequeño, una situación que no es exclusiva de A Illa, sino que se está viviendo en varias rías, como las de Noia o Pontevedra.

Tras exponer la situación, los marineros de A Illa apostaron por seguir trabajando y abrir las concesiones, pero con unos cupos extremadamente bajos con el objetivo de preservar el recurso. Así, los topes fijados para ayer eran mínimos: 3 kilogramos de babosa, 1 de japónica, 1 de roja, medio de fina, uno de carneiro y 5 de relojito. La única compensación que tiene esta medida es que, al ser un problema demasiado común en todas las rías, es que el precio en la lonja está siendo elevado al existir una importante carestía de producto.

El patrón mayor de A Illa, Juan José Rial Millán, reconocía ayer que la decisión de abrir las concesiones “no fue sencilla por el estado en que se encuentran los bancos, pero somos conscientes de que, de no hacerlo, los marineros no tendrían a donde ir, por eso optamos por topes mínimos, porque queremos salvar la campaña de Navidad”.

Economía de supervivencia

Pese a la apertura, Millán reconoce que “vamos a ir día a día, viendo cual es la situación de las concesiones, porque la situación que estamos viviendo la calificaría de agónica, de economía de supervivencia”, explica, antes de afirmar que “si vemos que revierte la situación, incrementaremos los topes, pero ahora el único objetivo es salir adelante porque nos vamos a enfrentar, después de la Navidad, a tres duros meses de paro biológico, en el que muchos marineros van a estar con lo justo, porque en este sector se vive al día siempre”.

Millán no es capaz de explicar lo que ocurre con el marisco, que no crece. “Es un problema que también se ha detectado en Noia y en Pontevedra, un mal común que nos está matando y pone en riesgo el futuro de muchas familias”, explica. A esta situación también se unen los temporales, que están provocando no solo que no se pueda salir a faenar todos los días, sino que también están contribuyendo al descenso de la salinidad en el agua, algo que ya ha provocado importantes mortandades en varios puntos de la ría de Arousa. En ese descenso de la salinidad también se apunta a la actuación de los gestores de las diferentes presas que se encuentran en el Ulla y el Umia.

Con estos mimbres y, a pesar de los buenos precios que se mantienen por la escasez de recurso, Millán augura una campaña de Navidad “bastante mala para un sector como el nuestro que, desde hace años, viene recibiendo un golpe tras otro”.

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