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El exilio tras la Guerra Civil y la vuelta a Meaño para morir

Desempeñó numerosos cargos durante la Segunda República española

José Calviño. FDV

José Calviño marcó el apogeo familiar de esta rama en Lores, convirtiéndose a la sazón en el personaje meañés con la carrera política más importante del siglo XX. Y es que, situado en las esferas acomodadas, amén de abogado, José Calviño desarrolló una prolífica actividad política en la esfera de la izquierda: en 1920 se presenta como republicano a las elecciones municipales de A Coruña, sin resultar elegido. Luego, entre 1922 y 1924 militó en la Irmandade Nacionalista Galega, sección de Casares Quiroga, y en las Irmandades de Fala de A Coruña entre 1926 y 1931. En 1929, participó, precisamente junto con Casares Quiroga, en la fundación de la ORGA (Organización Republicana Gallega Autónoma). Y un año más tarde, con el objetivo de aunar a todo el republicanismo gallego, estuvo también presente en el Pacto Lestrove, que alumbraba la Federación Republicana Galega (FRG), de cuyo comité ejecutivo pasó a formar parte.

Su militancia, republicanismo, agrarismo y nacionalismo le hacen mantener por esos años importantes lazos con gente como Castelao, Antón Vilar Ponte, Otero Pedrayo,Vicente Risco, personajes con los que incluso aparece reflejado en imágenes grupales de encuentros de época. Prueba de ello, en el año 1929, mismo se le ve formando parte del selecto elenco de comensales cercanos, que participan en el homenaje a Ramón Otero Pedrayo, por el ingreso de este aquel año en la Real Academia Galega.

Cuando la proclamación de la II República, y de manos de Casares Quiroga, José Calviño pasó a desempeñar cargos de gobierno, eso sí, encadenando puestos en cortos espacios de tiempo en una República que acabó por tornarse convulsa. Así, ejerció como gobernador civil de Lugo (de abril a agosto de 1931), cuando el gobierno provisional que liderado por Alcalá-Zamora en Madrid. Luego detentó el cargo de gobernador civil de Pontevedra entre agosto y octubre de 1931, mes este último en que el gobierno de Azaña le asigna asumir el de gobernador civil en Vizcaya (de octubre de 1931 a septiembre de 1932). A ello le siguió su labor como director general de Administración (de septiembre de 1932 a mayo de 1933), y director general de Beneficiencia (de mayo a septiembre de 1933).

El Bienio de derechas y exilio a Francia

En noviembre de 1933 se presentó como candidato para diputado a Cortes por la ORGA, concurriendo entonces por Lugo, no obteniendo escaño en unos comicios que ganaba la CEDA de Gil Robles, y que daba lugar, junto con Alejandro Lerroux, al bienio de derechas. Fue en 1936, cuando integrado en Izquierda Republicana (formación que concurre en la coalición del Frente Popular) José Calviño Domínguez obtuvo escaño de diputado en Cortes por la circunscripción de A Coruña, que era por donde concurría.

Pero el golpe de estado de 1936 y el inicio de la Guerra Civil, le obligó, junto a su hermano Ramón, al exilio. Este último fue el primero en hacerlo, a la sazón con su cuñado Virgilio Trabazo (casado con su hermana, Esperanza Calviño de Salazar y Lis, con la que vivía en la casona de los Lis en Meaño). Y, al cabo, lo siguió también el propio José Calviño que, afincado en Madrid y temiendo por su vida, salió rumbo al exilio en Francia, para afincarse en Biarritz (País Vasco francés). Para entonces, aun manteniendo su republicanismo, afloraba ya su alejamiento de los preceptos de Casares Quiroga.

Unos meses después de su marcha, y por mediación del propio general Mola, logró salir de España con su esposa María Domínguez y sus dos hijas, para reunirse con su esposo y padre, y afincarse con él en Biarritz.

Durante los años de la ocupación alemana de Francia -con Biarritz incluido-, José Calviño Domínguez llegó a ser detenido por la Gestapo. Según se refiere, acaeció al ser confundido con el socialista José Calviño Ozores, de Lalín.

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