En plenas vacaciones de verano, Alejandro Mosquera García decidió convertir una de las paredes de la casa de su abuela en un gran mural artístico con el que reflejar la vida en Vilanova, desde el marisqueo a pie hasta la esencia de Valle-Inclán. Ese trabajo no ha pasado desapercibido para las autoridades municipales que, ahora, lo ven un posible elemento a utilizar en diferentes paredes de titularidad pública que contrastan con la belleza del casco urbano.
Así se lo trasladó ayer Gonzalo Durán al joven coruñés en un encuentro que mantuvieron ante el mural que ha pintado en As Sinas, comprometiéndose el alcalde a “guiarle hacia algún proyecto de interés que sirva para dar lustre a nuestro pueblo y conectarnos con el arte”.
Aunque es coruñés, Mosquera acude a Vilanova todos los veranos, un lugar en el que ha sido feliz y en el que decidió dejar su huella. Arquitecto de profesión, decidió dejar ese trabajo para dedicarse a la pintura y aquello que empezó como un hobbie hoy es su medio de vida.
Alrededor de 10 euros en pintura, sumado a una capacidad artística siempre difícil de cuantificar, fue el coste de su creación. La misma en la que refleja la influencia de figuras tan relevantes como Pablo Picasso o Luis Seoane. “En el tema figurativo, Picasso siempre fue capaz de conjugar lo abstracto con lo reconocible. Seoane es una referencia gallega indiscutible que hizo un montón de murales, sobre todo en Argentina”. Incluso reconoce también que la rudeza de algunos de sus figuras dentro del mural tienen un claro influjo del artista gallego. Todo ello en un mural en el que también aparecen símbolos del paisaje y del entorno como el Faro de A Illa, la torre de Cálago, el Concello de Vilanova, una conservera o hasta el puente de Rande. A ello se suman elementos como los pescados, el marisco o el propio Valle-Inclán, como no podía ser de otra manera
