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Meaño quiere recuperar sus cincuenta topónimos por kilómetro cuadrado

Fonte das Rosas en Padrenda

Vicente Feijoo daba cuenta de que Galicia tenía en su haber la friolera de más tres millones de topónimos y microtopónimos, pero de los que ya una parte se han perdido. “En la Comunidad -explicaba- se registra a través de Galicia Nomeada una media 50 topónimos por kilómetro cuadrado de territorio, cuando en la Comunidad Valenciana, donde llevan años con un proyecto similar, solo registran entre 4 y 5 en esa misma superficie”. En base a ello, estimaba, “en Galicia se pueden recuperar, o evitar que se pierdan, en torno a dos millones de microtopónimos, porque otros han caído ya en el olvido”.

Trasladándose virtualmente con el público a Meaño, Vicente Feijoo apuntaba que “los topónimos de Meaño, Dena o Simes, responden a nombres prerromanos, que se ligan a una cultura celta anterior”. “Meaño -agregaba- tiene un origen oscuro, que apunta a relacionarse con el término medianum, que serviría para definir a Meaño como territorio situado entre dos rías”.

“Otros -prosigue- como Lores, atiende a una posible conexión con el río Lor”. No en vano en el Catastro de la Ensenada (1749) se refiere al actual río Chanca, a su paso por Lores con el nombre de río Lotar. Otros toponímicos como Vilarreis (Dena) y Nantes de Reis (Lores) remiten a lugares de realengo, mientras que la raíz Nant se relaciona con el término “valle”, explicó.

Vicente Feijóo muestra el plano con los núcleos de Meaño FDV

El abandono de las actividades agropecuarias, la concentración parcelaria, el vacío de aldeas y el crecimiento del mundo urbano son factores decisivos en la pérdida de estos nombres: “La nueva generación ya no se vincula al campo, los pastores han desaparecido, y -lamentaba- muchas corporaciones, a medida que crece la ciudad, optan para sus calles por nombres foráneos, sin mantener el microtopónimo de cada lugar como nombre de la calle”. Por ello apelaba al compromiso y a la fidelidad con la historia que nos lega esa riqueza lingüística.

“Las nuevas generaciones ya no se vinculan al campo, los pastores han desaparecido"

Vicente Feijóo - Coordinador del grupo de trabajo sobre toponímia de la RAG

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Meaño no queda exenta de su infidelidad con la historia. En los años 90, la céntrica plaza que se acababa de construir al lado del Ayuntamiento, fue bautizada como Praza do Concello, en detrimento de legado histórico, por cuanto el lugar había albergado durante buena parte del siglo XX una populosa feria, que fue un referente en la comarca y que se celebraba los días 13 y 29 de cada mes, por lo que se entiende más adecuado Praza da Feira como propuso la GAM.

Nombres en desuso

Y es que Meaño, como concello rural que es, se presenta como un nicho idóneo para la variedad de la microtoponimia. Bucear por este mundillo conduce a nombres tan evocadores como O Pino das Tres Marías, O Amialiño, A Cantareira u Os Tornos, estos en Padrenda. Una localidad donde también amenaza con perderse los nombres de fuentes públicas como Fonte do Labrego, Fonte da Louriña o la Fonte de Rosas, que ya no aparecen hoy en el registro municipal, donde rezan bajo el nombre genérico Padrenda de Abaixo, del barrio en que se enclavan. Con ello se pierde la historia que encierra en sí. No en vano, de la Fonte de Rosas, los lugareños refieren su razón: “Era una piedra de gran tamaño -rememora el vecino José Orcega Vázquez- donde por una grieta manaba abundante agua, y era el lugar donde solía pararse a abrevar las vacas al regresar del pasto, y allí, en torno a a fuente, estaba todo lleno de flores y de ahí su nombre”.

A la zaga no le va el mundo forestal, con un monte meañés cada vez más abandonado. Entre ellos, en el monte de Meaño se conservan nombre tan ilustrativos como Forca da Loba, Fonte do Crego, A Coenlleira, A Cacharela, o la Tomada Grande, este último paradójicamente, es donde se enclava el cementerio parroquial de Meaño.

De Cu de Boi a Trubisquido

Ya en el valle, algunos apuntan al mundo vegetal (As Figueiras, As Candeas, Maceiras, A Calzada (en recuerdo un profundo camino por donde corría agua y circulaban los carros, y que ya no existe). Otros rozan lo escatológico como el Cu de Boi (en el lugar de Pereiras), y algunos casan con la sonoridad poética: Trubisquido, Pradofrade (Prado do Frade) o Paradada. En otras parroquias, como Cobas, perviven en el monte topónimos como Pozo das Meigas, y mismo amenaza con perderse otros como la Fonte da Raposa (que tampoco figura en el registro). Y en Simes se mantienen nombres tan singulares como A Furna, Xocabeira, Os Cochos, A Raposeira o A Bulucosa entre otros. En la segunda parte de la charla, Vicente Feijoo, versó sobre la aplicación “Galicia Nomeada”, un proyecto que, desde su puesta en marcha en diciembre de 2019, cuenta hoy, con 32.381 microtopónimos registrados, de los cuales 24.034 han sido ya validados por la RAG a través del servicio técnico de Toponimízate. El objetivo es contar con la memoria familiar.

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