“Doña Emilia” es uno de los espectáculos culturales del año. Charo López (Salamanca, 1943) da vida a la escritora Emilia Pardo Bazán en un montaje en el que se dan la mano la literatura y la música, y en el que se recrea la figura de la autora coruñesa mediante la lectura de fragmentos de las cartas que esta le remitió al también escritor Benito Pérez Galdós.
El Auditorio de A Xuventude, en Cambados, acogió anoche esta función, en la que Charo López comparte escenario con el pianista Víctor Carbajo y con el barítono Luis Santana. En el montaje se combinan los momentos líricos, en los que la música de Carbajo acompaña a Luis Santana, con la lectura de las cartas a cargo de Charo López, una de las más aclamadas actrices españolas de las últimas décadas.
La intérprete participó en su día en la serie “Los pazos de Ulloa”, adaptación televisiva de la novela más famosa de Pardo Bazán, dirigida por Gonzalo Suárez. Posteriormente, prestó su voz al personaje de la escritora en el documental que Televisión Española dedicó a la también condesa, y fue de hecho a raíz de ese episodio de “Imprescindibles” de donde surgió la idea del espectáculo “Doña Emilia”.
Charo López ha manifestado en más de una ocasión que siente una gran admiración por la literata gallega, no solo por la calidad y hondura de su obra, sino también por su contribución social, pues fue de las primeras intelectuales en abordar públicamente el papel de las mujeres en la sociedad.
La apasionada correspondencia entre los autores
Emilia Pardo Bazán y Benito Pérez Galdós fueron dos de los principales escritores españoles de finales del siglo XIX y principios del XX. Mantuvieron correspondencia durante 30 años, pero si bien la mayoría de las cartas de Pardo Bazán a Galdós se conservan, las del canario a la gallega se creían desaparecidas. Sin embargo, a finales del año pasado, un librero de Madrid desveló que ha tenido acceso a casi un centenar de cartas de Galdós,en muchas de las cuales da pistas sobre la apasionada relación amorosa que ambos mantuvieron. Las epístolas se encuentran en poder de una familia de coleccionistas, y el librero histórico de la Cuesta Moyano en Madrid y miembro de la junta directiva de esta asociación, Guillermo Blázquez, fue quien las leyó personalmente.