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Selene Crespo, con “Celso”, el mayor, y “Slash”, en el Refugio de Cambados. | // IÑAKI ABELLA

“Celso” disfrutará los últimos años de su vida en Alemania

Selene Crespo, voluntaria del Refugio de Animales de Cambados, “Celso”, “Valeria” y “Slash”, tres de los perros acogidos por esta institución, subirán mañana jueves a un avión en Santiago de Compostela que les llevará a Munich (Alemania). Los tres canes han sido adoptados por familias de este país centroeuropeo, y probablemente pasarán en él los últimos años de sus vidas, pues son ya mayores o padecen enfermedades graves. “‘Celso’ ya pasa de los diez años y tiene artrosis, así que sabemos que igual no vivirá más de un año en Alemania”, afirma la presidenta del Refugio cambadés, Olga Costa.

La asociación protectora de Cambados lleva realizando adopciones internacionales desde 2007. Y una gran parte de los perros que salen de España con destino a Alemania son animales de edad avanzada o enfermos. En España estarían condenados casi seguro a morir en un refugio o, con suerte, en algún hogar de acogida temporal, puesto que la mayoría de los adoptantes españoles se decantan por cachorros o animales jóvenes.

“Los viajes a Alemania los organizamos dependiendo del ritmo de adopciones, pero por lo general hacemos uno cada dos o tres meses”

Olga Costa . Presidenta del Refugio de Cambados

En Alemania, sin embargo, sucede lo contrario. “Lo que más demandan son perros mayores o que llevan mucho tiempo en un refugio”, explica Olga Costa. Es el caso de “Celso”, que llegó a las instalaciones municipales de Corvillón hace poco más de seis meses. Antes, pasó más de diez años viviendo en la calle en la parroquia de Castrelo.

Daniela Fisher

El Refugio de Cambados inició las adopciones internacionales por el interés de Daniela Fisher, una joven estudiante alemana que pasó unos meses en Galicia gracias a un Erasmus. En O Grove, se sorprendió por la gran cantidad de perros abandonados que veía por la calle, y alguien le habló del trabajo que estaba haciendo el Refugio de Cambados. Fue a conocer el centro de esta localidad, y le gustó tanto lo que se estaba haciendo allí que se hizo voluntaria y fraguó una relación de amistad con otras personas que colaboraban con la asociación, entre ellas Olga Costa.

Pasaron los meses, y a Daniela Fisher le surgió la posibilidad de llevar dos perros para Alemania, pues unos familiares suyos le dijeron que les gustaría adoptar. Ese fue el germen de las adopciones internacionales del Refugio de Cambados, que no se interrumpieron ni durante la pandemia. “Los viajes a Alemania los organizamos dependiendo del ritmo de adopciones, pero por lo general hacemos uno cada dos o tres meses”. En muchas otras ocasiones, son las propias familias de acogimiento las que viajan a Cambados para recoger personalmente a su nueva mascota.

“En Alemania está socialmente mejor visto adoptar un perro que comprarlo en una tienda”

Olga Costa . Presidenta del Refugio de Cambados

En la actualidad, el Refugio arousano trabaja con una asociación creada en 2018 por voluntarios germanos, y que solo admite perros procedentes de Cambados. Los miembros de este colectivo, además, no se limitan a indicar cuántas adopciones necesitan, sino que realizan visitas periódicas a las familias de acogida para comprobar que tienen los animales bien cuidados.

Costa afirma que en materia de adopciones, los alemanes tienen una legislación y una cultura admirables. “Allí está socialmente mejor visto adoptar un perro que comprarlo en una tienda”, explica Costa. Además, como las tasas de abandono son muy bajas, gran parte de los perros acogidos proceden de países del extranjero, principalmente de España, Italia y Rumanía.

La presidenta del Refugio cambadés ensalza la protección que tienen los animales, y cuenta por ejemplo que, “los perros ya entran en Alemania con su “dni”, con un registro oficial”, lo que después permite a las autoridades rastrear los cuidados que esas mascotas reciben de las familias.

Olga Costa no oculta que los trámites de las adopciones internacionales, “dan mucho trabajo”, pero afirma que valen la pena porque se evita que los animales más delicados puedan pasar el invierno en un refugio, cuyas instalaciones nunca serán tan confortables como las de un hogar. “A estos perros les cambia la vida”, sostiene en referencia a los que se marchan a Alemania.

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