FARO DE VIGO ya lo denunció en 2019, pero ha vuelto a ocurrir, y en el mismo lugar, a la altura de las playas de Area de Reboredo y Area das Pipas. Una vez más un robusto pino ha aparecido parcialmente talado, su tronco ha sido seccionado con una sierra, a la espera de que el viento se encargue de hacer el resto y lo tire.
Ocurrió tanto entonces como ahora, y no solo ahí, sino en otros puntos de interés turístico de O Grove, como A Toxa, Pedras Negras y otros lugares de San Vicente,donde a la misteriosa tala de árboles hay que sumar la existencia de otros que aparecieron muertos, prácticamente de la noche a la mañana, después de que alguien los estuviera inyectando o rociando con productos químicos.
Y todo esto para mejorar las vistas desde las propiedades privadas hacia la playa o la ría, tal y como denuncia, lamenta y condena enérgicamente el alcalde de O Grove, José Cacabelos Rico.
“En esta sociedad se está alcanzando un preocupante nivel de desprecio por la naturaleza y por los demás"
“Gravísimo atentado ecológico”
El detonante de esta denuncia pública y las advertencias que formula el regidor ante este “gravísimo atentado ecológico”, ha sido la localización de otro tronco parcialmente cortado con una sierra en Reboredo, “de tal forma que le faltaba un pequeño trozo para caerse”, explica.
Es por ello que el Servicio Municipal de Emergencias de O Grove, como ya hiciera en 2019 y otras ocasiones posteriores, ha procedido a talar por completo ese ya irrecuperable ejemplar de pino, antes de que una caída fortuita a causa del viento pudiera tener consecuencias irreparables o trágicas, en caso de producirse cuando alguna persona o vehículos se encontraran cerca.
“Son extrañas caídas de árboles y/o ramas que se producen desde el año 2019 y nos lleva a concluir que hay personas que se dedican a cometer estos atentados ecológicos por egoísmo y solo para ganar en vistas al mar”, reflexiona el primer edil.
“Intentan que los árboles se caigan con el viento, sin levantar sospechas, o hacen que se sequen para después pedir que sean retirados”, añade Cacabelos antes de mostrar su toral indignación por tales hechos.
“Son extrañas caídas de árboles y/o ramas que se producen desde el año 2019 y nos lleva a concluir que hay personas que se dedican a cometer estos atentados ecológicos por egoísmo "
Es algo “que no vamos a tolerar y que vamos a perseguir, recordando que se trata de conductas penadas por la ley que deben dar lugar a fuertes sanciones económicas”, advierte el máximo mandatario.
“Se está alcanzando un preocupante nivel de desprecio por la naturaleza y por los demás”
José Antonio Cacabelos Rico considera que “en esta sociedad se está alcanzando un preocupante nivel de desprecio por la naturaleza y por los demás, y todo porque algunos solo están obsesionados con pensar en ellos mismos y apropiarse de lo que no es suyo de forma egoísta”.
El alcalde de O Grove llega a reconocer que en algunas ocasiones se pronunciaron vecinos diciendo que habían comprado sus chalés para tener buenas vistas y que los árboles no les permitían disfrutarlas, por lo que pedían que fueran talados”.
También llegaron a pedirlo algunos que se quejaban por la presencia de árboles secos y alegaban que eran peligrosos para la ciudadanía y sus urbanizaciones. Resultó que se trataba de ejemplares que habían sido previamente envenenados con productos químicos.
“Estos actos vandálicos que constituyen un atentado ecológico también son una amenaza para la seguridad de los ciudadanos, por lo que vamos a actuar en consecuencia y pedimos la colaboración vecinal para llegar hasta el final de este asunto”, sentencia José Cacabelos.
Seprona
Además de apelar a la colaboración del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil para dar con los responsables y castigarlos, el alcalde meco tacha de “ruin” y “mezquino” tal proceder.
Y abunda en ello para decir que “es del todo inexplicable e incomprensible que para tener unas vistas a la playa o la ría haya alguien que se cargue árboles que tienen muchos más años de vida que sus casas de veraneo; y mucho más lamentable resulta aún que lo hagan incluso en zonas protegidas por su alto valor medioambiental”.
