El aeródromo de Godos se convertirá próximamente en una academia de instrucción de vuelo. El Aeroclub Cileno será la entidad encargada de llevar a la práctica un proyecto que consta de la creación de una escuela de pilotos para obtener el título de pilotaje de ultraligeros.
Javier Martiñán, portavoz de la sociedad Aeródromo de Caldas, reconoce que el proyecto en esta materia está muy avanzado. “Nuestra idea es abrirla en enero. Ya tenemos todo bastante encaminado. Contamos con un avión para los alumnos y también con un instructor de primera categoría para las clases prácticas”.
El compostelano Manuel Rey será el instructor de vuelo. Entre sus méritos tiene el de ser campeón de España de ultraligeros y tercero en la disciplina de vuelo acrobático. Además de ejercer de piloto profesional en una compañía de vuelo comercial. “Contamos con un monitor de primer nivel. En ese sentido tenemos todas las garantías de que la formación va a ser de primera categoría”, apunta Martiñán.
La idea para la escuela Cileno, en honor al nombre de los primeros pobladores de Caldas, es la de contar con una capacidad para diez alumnos. Al respecto, destacan desde al propio aeródromo que todos los interesados en obtener el título de piloto pueden establecer contacto a través de las redes sociales o en el teléfono 618 201 055.
Acerca del tiempo necesario para la obtención de la licencia de vuelo de ultraligero, Javier Martiñán apunta que “suele durar en torno a tres meses, pero también va un poco en la habilidad de cada piloto. Hay una primera parte que es teórica, pero es en la parte práctica donde se ve la evolución de cada uno hasta el momento de la suelta, que es cuando el monitor decide que el alumno ya está preparado para pilotar solo el ultraligero”.
La inversión necesaria para obtener esta titulación en Godos se sitúa en torno a los 3.000 euros. “Se paga por cada clase de vuelo. La práctica tiene que ser en el avión y en función del número de clases, varía el precio definitivo de cada título. Normalmente el número de prácticas está bastante estandarizado. Hay poca gente que necesite más de tres meses para tener la licencia”.
Reconocimiento de AESA
Por otro lado, desde Aeródromo de Caldas, sociedad que gestiona la instalación, no han querido pasar por alto la inclusión dentro del listado de zonas de operatividad aérea que lleva el nombre de Lima Eco.
Javier Martiñán subrayó a este respecto que “para nosotros es muy importante que la Agencia Estatal de Seguridad Aerea nos haya incluido en la red de lugares seguros. Nos han dado un código, lo que supone que ya eres alguien dentro del panorama aeronáutico español. Un hecho que además es clave para poner nuestros proyectos en marcha”.
Atrás quedan ya definitivamente todos los problemas que se fueron encontrando los promotores desde que iniciaron un proyecto de construcción del aeródromo que estuvo liderado por el empresario Campañó Luna. Las dificultades para conseguir la licencia de actividad vivió numerosos episodios. Desde informes técnicos negativos, oposición de tipo político o precintos, además de amenazas de derribo de los hangares. Incluso pudieron evitar vía judicial una sanción de 30.000 euros de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea. Entre el largo capítulo de problemas el peor fue la muerte del promotor principal de la idea, José Manuel Campañó-Luna, cuando un accidente con un tractor le segó la vida en los propios terrenos del aeródromo.
Ahora el aeródromo es una realidad de 41.000 metros cuadrados de extensión, con una pista de 550 metros de longitud y 12 hangares pertenecientes a los socios que apostaron por el proyecto.