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Paraguas abiertos a pleno sol

Algunos colegios de O Salnés mantienen las salidas educativas por sus beneficios para los niños pese a la complejidad de organizarlas en tiempos de coronavirus

Alumnos del Anexo A Lomba, con sus paraguas abiertos, ayer a las puertas del Auditorio de Vilagarcía. | // IÑAKI ABELLA

Los alumnos de Música e Movemento de Cambados no pueden salir de los círculos trazados. | // IÑAKI ABELLA

El Anexo A Lomba y el de Mosteiro son dos de los colegios de la comarca que siguen organizando salidas educativas cortas para sus alumnos a pesar del ambiente gris de la pandemia. A menudo, la actividad ocupa solo el tiempo lectivo de una asignatura; si cuadra bien, se le suma el del recreo.

Los alumnos del Anexo A Lomba, de Vilagarcía, salieron hace un par de semanas a ver la exposición del Curtas y realizaron un paseo poético por el parque Miguel Hernández; la pasada, bajaron al parque Doutor Fleming para recoger hojas de árboles y hacer con ellas un collage; y ayer, se acercaron al Auditorio para conocer la exposición de setas de A Cantarela. Se trata siempre de salidas breves, a pie, en grupos pequeños, y con la singularidad de que los niños van con sus paraguas abiertos, por muy espléndida que esté la mañana.

La profesora encargada de algunas de estas actividades, Nadeida Cuba, lo tiene muy claro: las salidas educativas le hacen mucho bien a los pequeños. “Estos niños estuvieron sin socializar y metidos en casa durante todo el confinamiento. Y ahora, en el colegio, han tenido que acostumbrarse a unas condiciones muy duras. Están todo el rato con la mascarilla, y apenas se pueden levantar... Si siempre es importante que los niños estén en contacto con la naturaleza, este curso todavía lo es más”.

Uno de los principales problemas que plantean las salidas del colegio es lograr que los escolares no vayan en corrillo o pegados a sus amigos más cercanos, lo cual podría ser un riesgo. La solución que han decidido aplicar en el Anexo A Lomba es el paragüismo.

“La idea surgió de una compañera de Pontevedra, y cuando la vi me encantó”, explica Nadeida Cuba. El paragüismo consiste en que cada niño lleve de casa su paraguas, y que lo abra durante la excursión. “El paraguas abierto marca perfectamente la distancia de seguridad que tiene que haber entre cada niño, tanto por los lados como por el frente”, añade la docente.

Nadeida Cuba defiende con vehemencia los beneficios de esas breves escapadas. “Los niños trabajan más tranquilos y relajados al aire libre”. Además, la profesora sostiene que el comportamiento de los alumnos es ejemplar, y que eso ayuda. “Ellos conocen las normas y las respetan. Es algo que tienen muy entrenado. El día que les toca ‘paragüismo’ son felices”.

Otro de los centros educativos arousanos que han decidido mantener las salidas es el de Mosteiro, en Meis. Ayer mismo, los chavales acudieron a una finca próxima al centro, en la que van a plantar las semillas que les han enviado colegios de otros países de Europa, con los que comparten un proyecto Erasmus. El profesor de Educación Física también intenta sacar a sus alumnos con cierta frecuencia, consciente de que este curso muchos menores van a estar más parados de lo conveniente debido a la suspensión de las actividades extraescolares y de casi todas las ligas deportivas de categorías de base. Hace poco, hicieron una caminata de ida y vuelta a pie hasta Zacande.

Pero también son muchos los colegios que han decidido prescindir de estas actividades, para reducir al máximo los riesgos. En el colegio de Corón (Vilanova), indican que hasta ahora no han organizado ninguna, “y tampoco las tenemos en perspectiva para este curso”.

Las primeras semanas de otoño estuvieron marcadas por el ingente trabajo de adecuar las instalaciones a las exigencias sanitarias, y ahora están inmersos por completo en los cursos de formación telemática, por si hubiese que cerrar otra vez los colegios. “No solo nos tenemos que formar nosotros, sino también a los alumnos y a sus familias. Si hay otro confinamiento no nos puede coger desprevenidos”.

Escuelas de música

En las escuelas de música y conservatorios se aplican medidas antiCovid más duras si cabe, pues en muchos momentos sí hay que trabajar sin mascarilla, como sucede en las clases de canto o en los ensayos de instrumentos de viento.

En Cambados, la escuela de música y el conservatorio cumplieron ayer dos meses de actividad, durante los cuales se puso en práctica un riguroso protocolo que está dando sus frutos: ventilan todas las aulas entre cinco y diez minutos entre clase y clase; las bandas infantil y juvenil se han dividido en tres grupos con una decena de alumnos en cada uno, y mientras una parte de ellos ensayan sobre el escenario, los demás se colocan en los pasillos laterales del patio de butacas; los niños de música y movimiento trabajan dentro de unos círculos pintados sobre el escenario, separados entre sí por tres metros; se desinfectan los aseos tras cada uso; y solo los instrumentistas de viento pueden quitarse la mascarilla en el momento justo de su intervención...

Normas draconianas que, no obstante, los alumnos cumplen sin rechistar. “Es muy gratificante ver lo concienciados que están los niños”, sostiene el director de la Escuela de Música y el Conservatorio de Cambados, Daniel Figueira. “La sociedad ya sabe que la educación es segura. El coronavirus no se coge ni en el colegio ni en la escuela de música”, añade el director.

Nadeida Cuba también se deshace en elogios hacia los pequeños. “Es impresionante ver lo bien que cumplen las normas, el cuidado que ponen y el buen carácter que tienen en clase a pesar de todo. Es digno de admiración. A veces hasta emociona verlos”.

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