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Capturas aceptables, precios bajos y mucho miedo al Covid en el arranque de la campaña del centollo

La flota teme una caída de precios y de la demanda | El cierre de la hostelería lastra los pedidos | La mejor centolla se vendió en O Grove a 18 euros el kilo, mientras que en la jornada inaugural de 2019 cotizó a 29,50

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La campaña del centollo arranca con miedo Iñaki Abella

Capturas buenas o, cuando menos, aceptables, precios bajos y miedo, mucho miedo. Así puede resumirse lo sucedido en la jornada inaugural de la campaña de pesca del centollo, desarrollada ayer en las provincias de A Coruña y Pontevedra, donde son muchos los marineros que tienen depositadas todas sus esperanzas en ella, para tratar de maquillar los pésimos resultados obtenidos en lo que va de año a causa del coronavirus.

Es precisamente esa pandemia la que quita el sueño a los pescadores, ya que temen que la ausencia de la demanda provocada por el cierre de los restaurantes provoque una caída de precios que nadie desea.

Baste como ejemplo lo sucedido ayer en O Grove, la lonja más importante de Galicia para esta especie. El crustáceo mejor cotizado –las hembras– se vendió a 18 euros el kilo; nada que ver con los 29,50 euros que alcanzó el “primer mío” en el estreno de la temporada 2019-2020.

Se subastaron un total de 1.434 kilogramos de producto, que aún siendo un buen registro, sobre todo para una jornada inaugural en tiempos de Covid, está lejos de los 2.500 o 3.500 kilos de arranques anteriores.

En la lonja grovense fueron 164 los kilos vendidos a 18 euros, para bajar a 13,80 euros en los 43 kilos siguientes y a 11 euros el kilo por los 34 posteriores. A partir de ahí, la cotización se situó en 10,5 euros, para los últimos 149 kilos de centolla disponibles.

Las siguientes operaciones correspondieron a los machos, que suelen cotizar a precios más bajos, de ahí que 84 kilos salieran a 9,5 euros cada uno y los últimos 858 kilos subastados se quedaran en 9 euros.

Por su parte, en Cambados se despacharon 350 kilos a un máximo de 10,50 y un mínimo de 8 euros el kilo, lo cual sitúa también las cotizaciones muy por debajo de años precedentes.

Visto lo visto, habrá que permanecer expectantes, aunque todo parece presagiar que el precio de este crustáceo puede desplomarse en muchos puertos gallegos. Sobre todo en aquellos donde no se marca un precio mínimo de retirada del producto en lonja o parada de la subasta, que en O Grove, donde tienen registrada una marca propia de calidad que identifica su producto, es de 9 euros por kilogramo.

Su patrón mayor, Antonio Otero, explicaba a su regreso a puerto que él y demás componentes de la flota alcanzaron con cierta facilidad los topes establecidos para cada día de faena, de 35 kilos por marinero enrolado a bordo y 35 más por embarcación.

Preguntado por la calidad de la mercancía, proclamaba: “El centollo de O Grove siempre tiene la máxima, ya que el que no sirve se devuelve al mar”. Y acto seguido sentenciaba: “No tenemos miedo por el producto, lo que nos tiene asustados es la posibilidad de que no tengamos a quién venderlo”.

A pesar de los temores, lo que hizo ayer el sector, tanto en el puerto meco como en otros muchos de A Coruña y Pontevedra, fue desafiar al mar y las adversas condiciones meteorológicas reinantes.

Lo hizo porque sabe que cuanto peores son las condiciones para la flota, mejores resultan para el centollo, que con el mar revuelto “enmalla” mucho más. Dicho de otro modo, que cuanto más enfurecida esté el agua –dentro y fuera de las rías– más riesgo hay para los pescadores, pero mayores son las probabilidades de que el “rey de los mariscos” quede atrapado en las redes.

Y ayer había “mar de fondo y poco frío”, de ahí que los pescadores se mostraran encantados con unas condiciones tan óptimas.

“Ahora esperamos que sigan así y podamos aprovecharlas”, indicaban marineros y armadores, plenamente convencidos de que el suyo es “un producto de alta calidad” que “puede tener una gran demanda desde este momento hasta las fiestas navideñas”. Sobre todo “si no se siguen introduciendo restricciones a causa del coronavirus y la gente se conciencia de que puede saborear el producto tranquilamente en su casa”.

De ahí que en los principales puertos “centoleiros” depositen parte de sus esperanzas en las empresas que envían pescados y mariscos a domicilio y en los establecimientos hosteleros que ofertan a sus clientes comida para llevar.

Los barcos con autorización

Como ya se explicó en su momento, en Galicia hay 914 embarcaciones autorizadas para el empleo de “miños”, 8 para el manejo de las conocidas como “raeiras” y 66 con permiso para largar “nasas de centola”. En las provincias de A Coruña y Pontevedra, donde se autoriza ya la pesca de centollo, desde la desembocadura del río Miño hasta el paralelo que pasa por el cabo de Corrubedo, y desde ese punto hasta el meridiano que pasa por el cabo de Estaca de Bares, hay 858 naves autorizadas. Las de Lugo tendrán que esperar al día 29 para iniciar la campaña.

Los “miños” vuelven a reinar

Las redes conocidas como “miños”, con las que se captura el 70% del centollo obtenido en Galicia, vuelven a estar activas desde el domingo, cuando se largaron por primera vez. Estas redes deben levantarse de su calado cada 24 horas para recoger las capturas y evitar su deterioro. Para respetar el descanso semanal deben estar a bordo, en su totalidad, a las dos de la tarde de cada viernes.

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