Una hembra de calderón gris permaneció durante doce días al lado de su cría muerta. Mostró así un comportamiento similar al documentado en otras especies, como es el caso del delfín mular. El cetáceo parecía llorar el fallecimiento de su cachorro mientras lo empujaba tratando de mantenerlo a flote y nadaba entre las rías de Arousa y Vigo.

Ahora se ha comprobado que ese animal adulto ha regresado al lado de la manada de la que forma parte, poniendo de manifiesto, una vez más, los estrechos lazos familiares que unen a esta especie.

Identificados desde 2018

El Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI) da cuenta de lo ocurrido explicando que “la hembra de calderón gris pudo se observada por nuestro equipo con su grupo, formado por siete ejemplares”. Y no es una familia cualquiera, sino que se trata de una unidad familiar identificada ya por este centro de investigación asentado en O Grove en el año 2018.

Esto lleva a Bruno Díaz, director del BDRI, a reseñar que tales cetáceos “siguen siendo fieles visitantes de las Rías Baixas cada otoño”. Al igual que explica que la afluencia de mamíferos marinos a la costa gallega sigue siendo notable.

Basten como ejemplo los avistamientos realizados por el BDRI durante todo el mes de septiembre, los cuales se completaron el miércoles “con una jornada de muestreo excepcional” en la que fue posible localizar “grupos de delfines mulares, calderones grises, marsopas, delfines comunes y rorcuales aliblancos”.

Desde el barco del BDRI también se hizo seguimiento durante esa misma jornada a tintoreras, peces luna y atunes, además de a aves marinas como la pardela capirotada, la balear y la sombría, junto con págalos, alcatraces, gaviotas, charranes y cormoranes.

Fue, relata el propio Bruno Díaz López, “una forma espléndida de terminar un mes repleto de biodiversidad marina en las aguas gallegas”.

El comportamiento de los calderones

En relación con el comportamiento de los calderones, tras lo sucedido con la madre que acompañó a su cría muerta, pero también al hilo de su reciente varamiento masivo en la costa de Asturias, el BDRI insiste en destacar la fidelidad y familiaridad que caracteriza a esta especie.

El doctor en Ecología Bruno Díaz esgrime que los calderones “juegan, viajan y cazan juntos; y tal vez, como resultado, varan y mueren juntos”. Lo que quiere decir es que “los fuertes lazos sociales dentro del grupo y una fuerte fidelidad al guía nos ayudan a entender el por qué de los varamientos en grupo de los calderones”.

Sucede que, si una ejemplar guía o piloto, que generalmente es una hembra con experiencia, vacila en el momento de conducir al grupo, “ya sea por confusión, enfermedad o ingenuidad, puede acabar varando arrastrando con ella hasta la orilla a los demás miembros de su grupo”.