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O Cantiño ha sido paso ineludible de amantes de la buena comida los últimos 17 años.// Noé Parga

Un comedor a la espera de desescalar

Las fiestas gastronómicas de A Illa siguen sin un protocolo que haga posible su organización

A las puertas de uno de los veranos más enigmáticos que se recuerdan en materia de celebraciones, la incertidumbre sigue haciendo mella en eventos que forman parte de la temporada estival arousana. Otros ya han aclarado su futuro decantándose por una suspensión hasta 2021, pero los hay que permanecen en el limbo a la espera de una pauta específica a la que aferrarse.

En el caso de las fiestas gastronómicas de A Illa, concentradas en los meses de julio y agosto, todos apuntan hacia el Ministerio de Sanidad a la espera de un protocolo. Y es que pese a realizarse en el exterior no pueden seguir las pautas marcadas para las terrazas, a lo que hay que añadir que las normas de distanciamiento social actuales poco casan con la logística de un comedor del paseo de O Cantiño en el que las mesas largas para compartir y las colas para recoger la comida forman parte de su idiosincrasia.

Sin competencias al respecto, en el Concello de A Illa saben de la importancia de estas fiestas para el beneficio de muchos sectores de la localidad. Una vez suspendidos los actos de la Fiesta del Carmen, el tener que prescindir de otro de los principales reclamos turísticos sería una doble resignación.

El hecho de ser eventos organizados y trabajados por entidades deportivas y sociales de A Illa añade un punto más de dificultad a la elaboración de un protocolo específico para este tipo de eventos. Sin embargo, los clubes y entidades todavía no arrojan la toalla, conscientes de que todavía existe margen suficiente para poder actuar. Por ello, esperan que las medidas de desescalada puedan continuar en las próximas semanas para poder empezar a dar forma a la fiesta o para tener que descartarla por completo, cuestión que para nada es descartable.

La importancia de un evento como las fiestas gastronómicas de A Illa queda de manifiesto en la tendencia al alza que se podía observar en el paseo de O Cantiño en lo que a número de comensales se refiere cada verano. La demanda de buenos mariscos, arroces y pescados también se hacía notar en que la apertura del comedor se extendía también a días de la semana debido al alto número de visitantes que aprecian y valoran, no solo la calidad del producto, sino el entorno de la misma.

El componente económico de largos días de trabajo entre fogones y con el sol azotando tiene como principales beneficiarios a los clubes organizadores. Desde hace 17 años, las fiestas gastronómicas de A Illa se han convertido en sustento de un amplio porcentaje de los presupuestos de clubes como el Céltiga, la Asociación Cultural Dorna y sus diferentes secciones o el club de piragüismo.

Por ello, el que estas celebraciones no se puedan llevar a cabo tiene unas consecuencias que van más allá de lo gastronómico y turístico. Todo ello a la espera de poder concretar la viabilidad de un evento que atrae a visitantes de toda España.

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