El barco de cerco Galaico Segundo se salvó finalmente de hundirse a consecuencia de una avería que se produjo a primera hora de ayer en las inmediaciones del muelle de O Xufre. La rápida colaboración de marineros de la zona evitó trágicas consecuencias en una nave de considerables dimensiones.

La rotura de una manguera de agua salada se convirtió en la causa de que la cubierta empezara a inundarse a una gran velocidad. Tras dar la voz de alarma, la cercana presencia del bateeiro Otero Moroño se convirtió en la primera buena noticia para poder evitar el hundimiento.

La bomba de achique del barco que sirvió de auxilio empezó a trabajar a pleno rendimiento. Aún así, la cantidad de agua que entraba en la embarcación estaba siendo casi la misma que se estaba evacuando.

La maniobra no pasó desapercibida para los miembros de la Cofradía de A Illa que se desplazaron hasta el Galaico Segundo con otra bomba más de achique para paliar los problemas que estaba sufriendo un barco asturiano, pero que tiene a Cambados como puerto base. Además, tal y como sucedió ayer, también tiene un punto de atraque en A Illa. Su tripulación suele oscilar entre los 8 y los 10 marineros.

Tras momentos de incertidumbre en los que desde el propio puerto se estaba viendo como el casco del barco se sumergía cada vez más, logró estabilizarse una vez la segunda bomba de achique entró en funcionamiento. Tal fue la cantidad de litros que se acumularon en la cubierta que la altura del agua superó un metro en el momento de mayor riesgo para el barco, que finalmente pudo ser reflotado y trasladado al propio puerto de O Xufre.

Mención aparte merece la cuantía de los daños ocasionados puesto que los efectos de la avería pueden oscilar en torno a los 30.000 euros para que el Galaico Segundo pueda retomar su actividad como embarcación de cerco, una vez se subsane todos los daños en la estructura y en los servicios necesarios para ello.

Juan José Rial Millán, patrón mayor de la cofradía de A Illa, reconoció que la suerte jugó un factor importante, "se unieron varios factores que ayudaron a que el barco no se fuese al fondo. Primero que estaba cerca del puerto y que el Otero Moroño tenía bomba de achique, porque el agua subió muy rápido y el barco se estaba hundiendo bastante deprisa. Luego pudimos llevar otra bomba más y sacar el agua, reflotarlo y traerlo a puerto. Pudo ser bastante peor de lo que finalmente fue".