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El abandono y los últimos sabotajes y saqueos agudizan el deplorable estado de Adro Vello

El yacimiento arqueológico de San Vicente de O Grove presenta su peor imagen -A pesar de la riqueza patrimonial que atesora las intervenciones prometidas siguen sin llegar

Algunas de las tumbas destrozadas. // FdV

El paso de los años sin que se produjera intervención alguna, o si cabe con actuaciones mínimas prácticamente limitadas a la eliminación de maleza, hace que el yacimiento arqueológico de Adro Vello, en la grovense playa de O Carreiro, presente su peor aspecto.

Y es que el abandono en el que está sumido este espacio de indudable valor histórico y cultural se ve agravado por nuevos saqueos y sabotajes que incluso dejaron al descubierto algunas de las tumbas de la necrópolis romana que habían sido protegidas con madera y arena para tratar de conservarlas, al menos, hasta que llegue la intervención arqueológica tantas veces prometida en las dos últimas décadas.

Maleza y otros males

Como puede comprobarse fácilmente, la maleza ha vuelto a crecer en el recinto, donde la erosión aumenta inexorablemente sus daños y los vándalos siguen causando estragos.

Y eso a pesar de que, cabe insistir, los arqueólogos aconsejan continuar las excavaciones y las Administraciones públicas se comprometieron en repetidas ocasiones a hacerlo. Aunque el problema es el de siempre, ya que lo más importante del yacimiento, según los expertos, está bajo una vivienda construida en el entorno y, sobre todo, debajo de una carretera de titularidad provincial que habría que desviar.

El resultado de la inacción no es otro que el deplorable estado actual del yacimiento, que lógicamente empeora a medida que avanza el tiempo.

Una joya enterrada

Y eso a pesar de que en este lugar, donde se propuso construir un museo para permitir que vecinos y visitantes se empapen de su historia, alberga aún restos humanos pertenecientes a un cementerio que pudo funcionar durante trece siglos.

Además de localizarse en ese lugar los restos de una pequeña torre rectangular (datada en el siglo XII), que estaba dotada de un recinto amurallado, una antigua fábrica de salazón y trozos de una capilla que se construyó sobre la parte más antigua de la propia necrópolis; junto con una pequeña iglesia con planta y ábside rectangulares que pudo haberse construido en el siglo VII.

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