Las ruinas de Santa Mariña Dozo son uno de los tesoros patrimoniales cambadeses que sufren un mayor riesgo de deterioro. Ángel Acuña recuerda que "en agosto del año pasado aplicamos un herbicida para eliminar las hiedras que se colaron por los sillares del templo. Ahora es el momento de comprobar si la solución ha surtido efecto o si han vuelto a crecer".
Si se da este segundo caso, "habrá que volver a intervenir. No sería nada extraño que esto sucediese: Las hiedras, aunque no lo parezca, tienen mucha fuerza. En 2014 detectamos que un lienzo de la iglesia de Santa Mariña se había combado entre 4 y 5 centímetros. Fueron estas hierbas las que levantaron el alero".
Lo que está por ver es quién sufragará el mantenimiento del templo, ya que este es propiedad de la Iglesia y no del Concello.
Pero esta no es la única amenaza a la que se enfrenta este bien patrimonial. "Lo peor que le está pasando a las ruinas son las humedades, que se están comiendo las pinturas. Prácticamente han desaparecido ya", explica el arqueólogo municipal.
Un atractivo de doble filo
El pasado año Santa Mariña fue finalista del concurso de cementerios más bellos de España, una prueba del gran atractivo de este monumento, también por su valor de camposanto. Sin embargo, este prestigio es también un punto débil, según Ángel Acuña.
"Desde comienzos del siglo XX no se había utilizado este lugar como cementerio, pero en los años 80 volvió a enterrarse a vecinos en la nave principal del templo. Esto hace muy complejo intervenir y mantener las ruinas", afirma.
Acuña cree que debajo de lo que queda de la antigua iglesia parroquial de Cambados, que data de época tardogótica (siglo XV) se encuentran los restos de otro templo de época románica. "Y debajo de este hay otro cementerio del período de ocupación romana", algo que, sostiene, "pudo comprobarse cuando se realizaron las obras del tanatorio próximo".
