La Autovía do Salnés está vallada por sus dos márgenes para evitar el acceso de los animales a la calzada, pero la alambrada está mal colocada en muchos puntos y eso propicia que numerosos perros, zorros y hasta jabalíes accedan a la carretera, con el consiguiente peligro para la seguridad de los conductores. Así lo denunciaron ayer un grupo de cazadores de Meaño y Sanxenxo, que sostienen que el vallado de la AG-41 presenta "entre 38 y 40 huecos por los que pueden pasar los animales perfectamente", en palabras de Rafael Otero, que es el presidente de la sociedad de caza Corazón do Salnés, de Meaño.

Su homólogo del club de Sanxenxo A Lanzada, José Carlos Arosa sostiene que los problemas se extienden a los siete kilómetros de vía rápida que hay hasta O Grove. De hecho, según Arosa hace unos días los operarios que están haciendo acopio de materiales para construir la medianera dejaron abierto de par en par el vallado a la altura del lugar de Faro. "Y del sábado para el domingo ya hubo un accidente con un jabalí".

Los cazadores están indignados y ayer un nutrido grupo de ellos llamaron a FARO para denunciar la situación. Les acompañaba una patrulla de la Guardia Civil para velar por su seguridad, pues los aficionados realizaron numerosas paradas en la autovía para mostrar los defectos de la alambrada. Además, la Guardia Civil es una damnificada por la irrupción en la vía de un jabalí, contra el que el año pasado chocó una patrulla de Sanxenxo. "Y a día de hoy siguen a vueltas con el trámite", explica el meañés Rafael Otero.

"Hace dos años que nos estamos quejando de esto, pero no nos hacen caso -añade- y lo único que pedimos es que reparen las vallas para que no haya accidentes con los animales". Las sociedades cinegéticas apuntan que el cierre lateral de la autovía debería estar en perfectas condiciones "para evitar que un día cualquiera haya una muerte, porque un jabalí de día aún lo ves y lo puedes esquivar, pero de noche puedes sufrir un accidente muy grave", sigue Rafael Otero.

Pero las sociedades cinegéticas también reclaman un correcto vallado de la autovía para cortar la hemorragia económica que les supone pagar seguros de responsabilidad civil cada año más caros. José Carlos Arosa, de Sanxenxo, cuenta por ejemplo que "nuestra anterior compañía de seguros tuvo que pagar en cinco años casi 100.000 euros en indemnizaciones por accidentes con animales", y que por ese motivo decidió dejar de asegurar a la sociedad. Ahora contrataron el servicio con otra compañía, pero ésta les ha exigido una franquicia de 300 euros, lo que significa que los cazadores de A Lanzada tendrán que ir al bolsillo por cada accidente con especies cinegéticas implicadas que haya en el tramo de carretera que corresponde a su Tecor. Una situación que para ellos es injusta "porque la autovía es competencia de la Xunta, y ésta debería encargarse de que el vallado estuviese en perfectas condiciones", alega Rafael Otero.

El presidente de Meaño sostiene que la alambrada tiene defectos tanto en las bajantes de las aguas como en los desniveles, y que en algunos casos los huecos son de hasta metro y medio de altura. Por esas zonas pueden pasar con facilidad los animales, que luego en la vía significan un peligro importante para los vehículos, que a menudo circulan por encima de los 100 kilómetros a la hora.

Otero afirma que los puntos más peligrosos dentro de su término municipal se localizan en Cobas, en las proximidades del refugio de fauna, y Xil. Mientras, en Sanxenxo, José Carlos Arosa se puso en contacto ayer por la mañana con el ayuntamiento para que cerrasen el hueco abierto para el acopio de materiales, pero a media tarde todavía no se había hecho. "No es normal abrir las vallas de una vía rápida y dejarla así. Por culpa de una negligencia puede morir una familia. Queremos que las cierren cuanto antes".

En este sentido, tanto él como Otero piden que la reparación se acometa antes de este domingo, que es cuando comienza la temporada de caza menor. Finalmente, Rafael Otero se puso a disposición de la Xunta o de la empresa concesionaria de la autovía para acompañarles "y enseñarles donde están los huecos", y declaró que de no ser por las batidas que se hacen periódicamente "se cuadruplicarían los accidentes".