La iglesia parroquial de Santa Baia de Oeste, en el Concello de Catoira, es el clásico ejemplo de templo instalado en el rural que a lo largo de la historia se convierte junto a su atrio en escenario de todo tipo de celebraciones, tanto religiosas como profanas. Dentro de sus paredes se oficiaron incontables ceremonias, se despidió para siempre a numerosos vecinos y se bautizaron otros muchos. No faltaron los enlaces matrimoniales ni las representaciones en fechas puntuales como la Pascua, Corpus o la Navidad. Fuera de esas paredes de piedra, en el atrio, se desarrollan las procesiones, pero también verbenas, juegos y todo tipo de fiestas, a veces vinculadas a celebraciones religiosas, y otras no tanto. De este modo, templos como el de Santa Baia son parte viva de la historia de una parroquia, y de todo un pueblo, de ahí la importancia de celebraciones como la desplegada con motivo del centenario de este templo, reconstruido con aportaciones vecinales para ser estrenado en 1911.

No hace mucho, a la salida de misa, a la vecina María Elena Castaño Conde se le ocurrió la idea de hacer algo para festejar este centenario, y de este modo se pusieron en marcha diferentes proyectos. Uno de ellos es la celebración de una misa especial, mañana por la tarde. La otra propuesta fue la publicación de un libro en el que se recopila buena parte de la historia de Santa Baia y su iglesia, editado por el Concello de Catoira.

Con una gran cantidad de entrañables fotografías –muchas de ellas aportadas por vecinos–, el libro pretende ser también una especie de homenaje a la parroquia, y especialmente a la comunidad cristiana de la localidad vikinga.

Con el título "100 anos da igrexa de Santa Baia", esta publicación escrita en gallego fue distribuida gratuitamente entre las viviendas de la parroquia después de que se editaran 400 ejemplares, algo que, en gran medida, fue posible gracias al alcalde de Catoira, Alberto García.

Así lo reconoce y destaca la autora, que en el saluda que incorpora al libro explica que es una obra literaria con la que intenta "dejar constancia sobre la realidad, tradiciones, acontecimientos y curiosidades vividos desde 1911". Y añade que es un repaso a la historia "desde el párroco Manuel Batalla, que inició y organizó con ayuda de todos los feligreses de la parroquia la reconstrucción de nuestra iglesia tal y como la conocemos, hasta nuestro actual párroco, Ricardo González".

El libro es, continúa Elena Cataño, "un pequeño homenaje para toda la parroquia", a lo que añade que "nuestra iglesia es producto de multitud de obras que plasmamos en este libro para dejar constancia de los trabajos que se realizaron gracias a la ayuda de los vecinos de la parroquia de Oeste, que siempre se caracterizó por su armonía y unión entre los vecinos para poder conocer nuestra historia, nuestra cultura y nuestra identidad como pueblo".

El libro hace un poco de memoria para recordar que Santa Baia do Oeste atesora vestigios "de diferentes sociedades y culturas que se vivieron en nuestro territorio en los últimos 6.000 años". Los restos más antiguos corresponden a los enterramientos colectivos realizados en el Monte das Mamas, que proceden del periodo Neolítico.

También hay restos de la Edad de Bronce –hace unos 3.000 años–, entre los que destacaban las espadas arrojadas al río en algún ritual que actualmente pueden verse en el Museo Provincial de Pontevedra o lo petroglifos próximos al campo de fútbol de As Lombas.

De la Edad de Hierro proceden los restos arqueológicos quizás más populares, pues en breve van a ampliarse las excavaciones para tratar de encontrar más y se sitúan en el recinto amurallado ocupado por las emblemáticas Torres do Oeste, que por aquella época eran un pequeño poblado dedicado al comercio marítimo. Posteriormente, en la Edad Media, llegaría la construcción de las citadas Torres.

Todo ello forma parte de esa historia que se relata ahora en el libro, donde se explica que Santa Baia, Santa Olalla o Santa Eulalia, como quiera llamársele, "es una de las santas más hermosas de nuestro país, con una historia que nos sitúa en la ciudad romana de Emerita Augusta, la actual Mérida, en el año 304 d.C.", cuando por diversos avatares de la historia una joven cristiana de 12 años fue golpeada y quemada convirtiéndose posteriormente en mártir de la Iglesia.

"100 anos da igrexa de Santa Baia" relata igualmente la historia del templo, formado por una única nave con bóveda de cañón de 24 metros de largo por 10 metros de ancho. Sus orígenes eran muy diferentes, pero todo cambió desde que el 20 de julio de 1909 comenzaban las obras para construir el templo tal y como se presenta actualmente. Reinaba Alfonso XIII, en España había importantes problemas coloniales con Marruecos y en la parroquia catoirense aludida residían medio millar de vecinos para quienes la antigua iglesia se quedaba pequeña. Las obras de ampliación o reconstrucción del templo de Santa Baia de Oeste finalizaron el 16 de julio de 1911.