Manuel Álvarez Taibo es incapaz de contener la emoción en el cementerio de Cornazo (Vilagarcía) donde seis expertos de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) tratan de encontrar la fosa en la que fue enterrado su padre, el vigués Manuel Álvarez Silva, ajusticiado a mediados de 1937, en plena Guerra Civil.

Ayer por la tarde comenzaron las excavaciones en el camposanto para intentar dar con el cuerpo de este hombre a quien su familia quiere de darle sepultura en Bouzas, en el mismo panteón que ocupa su mujer, la catoirense de Abalo, Rosa Taibo Varela.

Manuel Álvarez Taibo tenía 5 años cuando fusilaron a su padre, "allí mismo", dice señalando la cima de Lobeira que se divisa desde el mismo cementerio. Sus recuerdos son muy vagos, aunque menos que los de sus hermanas menores Elvira y Carmen, que también presenciaron ayer las excavaciones en el lugar donde fueron enterrados su padre y un grovense apellidado Allo, cuyo cuerpo fue recuperado por sus familiares dos o tres años después de su muerte.

Los hijos de Manuel Álvarez llevaban años con la idea de recuperar los restos mortales y vieron la ocasión cuando la ARMH realizaba trabajos de exhumación en Mondoñedo.

La historia de este represaliado era similar a la de otros muchos. Había sido albañil y militaba en el Partido Comunista. Cuando iba a ser alistado decidió refugiarse en Cornazo, donde su mujer tenía familiares y era más fácil esconderse de las fuerzas nacionales. Sin embargo, las casualidades hicieron que el grovense Allo fuese detenido y que éste fuera obligado a revelar el lugar en el que se hallaba el "fugitivo" vigués. Tras localizarle fueron llevados al monte donde les ajusticiaron, sin sentencia.

Cuatro días después del fusilamiento recuerda el hijo "vinimos con mi madre al cementerio y los vecinos nos dijeron donde habían enterrado a nuestro padre".

Transcurridos 72 años, la familia tienen una vaga idea del lugar donde fue enterrado aunque no a ciencia cierta. "Mi madre tuvo que trabajar mucho cargando pescado en la ribeira de Vigo para poder alimentarnos a los 3 y yo mismo tuve que ir al mar a los 14 años. Después los tres tuvimos mucha suerte en la vida y logramos posiciones acomodadas".

Santiago Macías confía en que si aparece el cuerpo se le identifique con prontitud. "Sabemos su edad, su estatura y tenía una marca por un accidente doméstico en un tobillo. En caso de que aparezca comunicarán el hallazgo al Juzgado y si es necesario se harán pruebas complementarias, como el ADN".