Faro de Vigo

Fieles al periódico de sus vidas

FARO ha acompañado a lo largo de su historia a miles de lectores y lectoras y en un aniversario tan señalado no podían faltar sus voces, por lo que ha reunido a una docena de suscriptores para recoger qué es lo que hace tan especial su vínculo con el diario decano de la prensa española después de tantos años

Carolina Sertal
Carolina Sertal Firmas
Firmas

Es un recuerdo de infancia. La imagen del padre desayunando mientras pasaba sus páginas, la carrera hasta la puerta de la entrada para recogerlo, el sonido que hacía al caer sobre el felpudo, el grito del mozo que lo llevaba hasta casa, el paseo diario al quiosco para comprarlo a petición de los mayores, las primeras lecturas y las primeras prácticas de escritura al enviar una carta al director protestando por aquel penalti injusto al Celta. Es la visión de un niño pequeño recortando cada día las viñetas de Quesada y coleccionándolas absolutamente todas en libretas, es un viaje íntimo en el tiempo a aquella etapa escolar en la que nunca faltaba una visita a la rotativa a lo largo del curso, con la ilusión de salir de ella con un ejemplar entre las manos; el retorno a las tardes de deberes en las que siempre había que tenerlo a mano para consultar en sus textos las dudas ortográficas que se presentaban y también es el regreso a las noches de juventud de antaño, en las que su recogida al salir de la discoteca en el entorno de las dos o tres de la madrugada sellaba el fin de fiesta, claro que al día siguiente había que repasar las noticias con una atención más plena.

FARO ha acompañado a lo largo de su historia a miles de lectoras y lectores. Sus páginas no solo han sido fuente de información de la máxima actualidad para ellos, sino que han marcado momentos importantes en sus vidas y buena prueba de ello son esos recuerdos que todavía hoy son capaces de rescatar muchos de su memoria cuando se les pregunta por su vínculo personal con el diario decano de la prensa española.

Al amparo de las vitrinas que guardan las cerámicas gallegas de característicos tonos azules, FARO ha reunido a una docena de lectores y lectoras habituales en el Comedor de Sargadelos del Museo Municipal Quiñones de León para recoger, en una fecha tan señalada como el 170 aniversario del periódico, la percepción de su evolución y la experiencia de aquellos que nunca fallan, los suscriptores.

Encuentro con suscriptores de Faro de Vigo en el museo Quiñones de León

Encuentro con suscriptores de Faro de Vigo en el museo Quiñones de León / Pedro Fernández

Seña de identidad

Dice que si piensa en su casa, en su familia, allí ve el FARO. A su padre leyéndolo mientras desayunaba y a su madre, que aunque era natural de Santander, conocía la retahíla de firmas que escribían en él. Abogado de profesión y Carrero Mayor del Cristo da Victoria desde hace una década, Carlos Borrás cuenta que “me acuerdo de que nos lo dejaban por debajo de la puerta y yo salía corriendo hacia allí en cuanto lo depositaban”, sin embargo, a veces llegaba y el periódico en papel no estaba allí: “¡No vino el FARO! ¡No vino!”, avisaba a sus padres, a quien les preguntaba qué habría pasado.

Carlos Borrás, abogado

No es que este periódico forme parte de mi vida, es que no concibo mi vida sin él, porque lo leo todos los días; es el pulso de la ciudad

Imagen
decoration

“De pequeño, mis primeras lecturas las hice gracias a FARO y recuerdo que ya con 13 años envié una carta al director para protestar por un penalti, una carta que todavía tengo guardada. Para mí no es que este periódico forme parte de mi vida, es que no concibo mi vida sin él, porque lo leo todos los días”, comenta Borrás, quien también revela que uno de sus mayores placeres es, un día que no trabaja, extender el brazo hacia la mesilla de noche, coger el iPad y empezar a leer las noticias del día ya a las seis de la mañana, para volver a quedarse dormido en plena faena. Carlos Borrás lo define como “el puso de Vigo” y también señala que, viviendo en el extranjero, “siempre me enteraba de lo que pasaba en mi ciudad por el FARO. El Mira Vigo es indispensable para mí, por ejemplo”, indica este vigués.

Precisamente, referencia a su amigo Fernando Franco hace Maribel Collazo, quien le manda a diario una foto por WhatsApp de la sección que el periodista continúa firmando en la actualidad “porque en la edición digital no le aparece y él vive fuera”. Al igual que en casa de Carlos Borrás, FARO siempre ha estado presente en la de la mujer del histórico abogado y político gallego Nemesio Barxa. “Desde los años 50, en mi casa estaba el Faro de Vigo y, cuando era niña, fíjate que poca cultura tenía, para mí todos los periódicos eran FARO, ¡yo pedía un FARO en vez de un periódico!”, admite Maribel, quien también menciona que “siempre lo recibía en casa, incluso en verano, cuando me iba a Playa América me lo enviaban allí. Como también vivía parte en Ourense, siempre que volvía a Vigo recogía los periódicos acumulados de lunes, martes, miércoles y jueves para ver qué había pasado en la ciudad. Estamos muy íntimamente ligados a FARO”.

Nemesio Barxa y Maribel Collazo, letrado histórico y su mujer

Saiamos da Nova Olimpia ás tres da mañá e colliamos o FARO, ben quentiño, e xa o liamos a primeira hora de todo

Imagen
decoration

Maribel Collazo arranca las risas en el encuentro de suscriptores al aportar una anécdota divertida, y es que afirma que lleva desde el año 1966 siendo suscriptora a nombre de los dos maridos que ha tenido. “Hacía ya un tiempo que estaba casada con Nemesio y por vaga no había cambiado el titular de la suscripción, que seguía estando a nombre de mi anterior marido, y nos lo mandaban a Playa América. Entonces un día me dice Nemesio: ‘¿Tú no crees que ya es hora de que cambies la titularidad de Faro de Vigo?’. Pues sí, tienes razón”, rememora Maribel mientras a su lado sonríe el hombre con el que lleva casada 46 años al escuchar la historia.

Igual que su mujer, Nemesio Barxa saca del baúl de los recuerdos no pocas experiencias vinculadas al periódico vigués y empieza su relato señalando que puede aportar una visión distinta, puesto que es natural de Ourense. “Comecei a ler o xornal na época universitaria en Ourense e logo, cando me colexiei e quedei alí, seguín léndoo e cheguei a colaborar. De mozo, como cheguei a ter despacho en Vigo, pasaba na cidade parte do tempo e lembro que cando iamos a Nova Olimpia e salas semellantes, saiamos ás tres da mañá e xa colliamos o FARO, ben quentiño, e iso tiña a vantaxe de que xa o lías a primeira hora de todo. Non sei se eramos moi conscientes logo de tomar unha serie de gin tonics, pero logo repasabamos o contido e a esa hora xa lle tomabamos o pulso á cidade do que podía ser o día, para despois afondar no que non soubeches interpretar. Fun subscritor de varios xornais, pero é que co FARO atópome totalmente informado da evolución da cidade”.

A modo de anécdota, Nemesio Barxa menciona el desembarco histórico que se produjo en Vigo el pasado 19 de septiembre y la importancia de coleccionar ejemplares antiguos de los periódicos. “Gardo no meu escritorio unha fotografía de hai 50 anos que me entregara no seu momento o fotógrafo Ángel Llanos, con quen mantiña moi boa relación. Un día chegou con ela e dixo: ‘Nemesio, tráioche isto, é algo histórico, non se vai repetir na vida’. Traía nun cadro unha fotografía na que se podían ver dous trasatlánticos no porto. O que tal evolucionou... A hemeroteca é fundamental”.

Lectores habituales que FARO invitó a participar en un encuentro que tuvo lugar en el Quiñones de León / Ricardo Grobas

Savia nueva

“Falan da hemeroteca e a min iso sóame a ler a Biblia”. Así reacciona la escritora Alba Guzmán cuando los más veteranos de la sala comparten impresiones sobre la historia del periódico. Nacida en el año 2003, esta joven ourensana y estudiante del campus vigués en la actualidad confiesa que su primer contacto con FARO no fue en papel, sino que se estableció a través de las redes sociales. Alba Guzmán forma parte de esa nueva generación de lectores que suma el diario decano y también de los nativos digitales, puesto que tal y como comenta, “o único contacto previo que tiven foi na escola, onde tiñamos un mestre que nos levaba o xornal para ensinarnos a lelo, explicábanos o que era un titular, un subtítulo, un suplemento ou por que había una sección de cultura, de maneira que con aquel mestre collimos o costume de ler o FARO, porque non é frecuente que a xente da miña idade consuma o xornal ou outros medios de comunicación. Son estudante e, cada mes, escollo pagar a subscrición a FARO antes que a HBO”, apunta.

Alba Guzmán, escritora

A miña experiencia cos xornalistas de FARO foi a dun trato profesional e cariñoso, preocúpanse pola cidade na que transmiten

Imagen
decoration

Si bien su primera toma de contacto se produjo a través de las plataformas digitales, lo cierto es que en un momento de su adolescencia tiene lugar una llamada desde la delegación de Ourense que marcaría su relación con el periódico. “Como eu escribo e hai un momento no que eu teño 15 anos e acumulo 20 premios literarios, o cal é notorio, póñense en contacto comigo. Xa non é que dende o FARO foran os primeiros en chamarme, senón que o xornalista, ao cortar a gravación, é unha persoa cun interese real, que me anima a continuar e que me di que o estou facendo ben. A miña experiencia cos xornalistas de FARO dende entón foi a dun trato profesional e cariñoso, preocúpanse pola cidade na que transmiten, e as novas que se contan en Ourense son iguais de correctas que as que se contan en Vigo”, concluye.

Más allá de los vigueses de toda la vida, FARO es un periódico que inevitablemente acaba cayendo en manos de aquellos que se afincan en la ciudad y así lo constatan testimonios como el del pintor cubano Nelson Villalobos, que lo describe como “un poeta que camina por la ciudad”.

Nelson Villalobos, pintor

Siempre está en mi taller y, después de leído, muchas veces lo utilizo en la pintura. Se me queda la huella del FARO en mis cuadros

Imagen
decoration

El artista menciona que cuando se instaló en Vigo, en donde ya lleva 26 años viviendo, fue el primer diario gallego que empezó a leer. Vinculado al mundo de la cultura, Nelson Villalobos aborda su relación con FARO desde esa perspectiva y narra que “cuando quise montar un taller de serigrafía, por arte de magia apareció el FARO, sin yo dar ninguna indicación, lo que me demostró esa curiosidad y el andar del periódico en la ciudad para conocerla. Se publicó una nota y se convirtió en fundamental para mí”.

Para Nelson Villalobos es inseparable su faceta como lector de la de pintor y reconoce que “siempre está en mi taller y, después de leído, muchas veces lo utilizo en la pintura. No lo colecciono, pero como es papel no lo tiro, hago borrones y de una manera u otra se me queda la huella de FARO en la pintura”.

Tras décadas de fidelidad, el artista cubano-vigués pasó recientemente dos años en su tierra natal y, a su regreso, descubrió que algo había cambiado en aquellas páginas que recorría a diario: “¡Era el diseño! Las noticias y las fotos tienen que estar bien compuestas, es como un cuadro y, en ese sentido, de repente, FARO era más redondo y sigue dando luz”.

Escenas del día a día

En vez de estar haciendo las maletas, el día anterior a su partida Lorena Rodríguez se encuentra en el Comedor de Sargadelos junto a su madre, Cristina Bolívar. Esta viguesa fue la ganadora del viaje a Egipto que sorteó FARO el pasado mes de septiembre y cuando lo revela la sala aplaude su alegría. Afirma que es suscriptora del emblemático diario desde que se fue de casa de sus padres. “¡Pam! Llegó el FARO”. El ruido que hacía en el felpudo y su padre yendo a recogerlo son los primeros recuerdos que Lorena asocia al periódico.

Cristina Bolívar y Lorena Rodríguez, madre e hija

El Faro da Escola es una de las secciones importantes para mí, porque desayuno con mis hijos y ellos leen lo que les interesa

Imagen
decoration

Cristina Bolívar explica que desde que se casó en el año 1965 siempre ha pagado la suscripción: “Todos los días llega el periódico a casa y lo leo hasta la noche. Y muchas de mis amigas van a los bares a leerlo. Lo que echo de menos es que no se le haga un detallito a los de Cangas, porque cuando me voy para allí sigo comprando la edición de Vigo”, apunta.

Su hija cuenta que estudió Traducción e Interpretación en el campus de Vigo y el año en el que empezó la carrera la quería trasladar a Pontevedra. Señala que, “cuando estábamos encerrados en el rectorado, quien estaba siempre allí era el FARO, hizo mucha presión para que se mantuviera en Vigo y fue lo que sucedió”. Por otra parte, hace hincapié en que “el Faro da Escola es una de las secciones importantes para mí, porque desayuno con mis hijos y ellos leen lo que les interesa, para seguir con la generación de lectores”.

Francisco Montull, economista

Recuerdo estar haciendo los deberes de pequeño y, si tenía una duda ortográfica, buscaba las palabras en el FARO para comprobarla

Imagen
decoration

Vinculado a FARO, otra escena de la infancia rescata el economista Francisco Montull, quien asegura que recuerda “estar haciendo los deberes de pequeño y, si tenía una duda ortográfica, buscaba las palabras en el FARO para comprobarla”. Al igual que el resto de suscriptores reunidos, para Montull todos los periódicos eran FARO y cuando llegó a la residencia de universitarios y pedía un FARO, se extrañaban.

Gran aficionado del Real Club Celta, la sección de deportes es imprescindible para él y, entre risas, comparte que cuando lo mandaban a por el periódico y su equipo había perdido soltaba un enérgico “¡no!” por el enfado. 

A modo de curiosidad, este vigués relata que en el año 85 una amiga había logrado ganar un millón de las antiguas pesetas gracias a juntar las letras de unos cupones que aparecían en el periódico.

Javier Encisa y Luz Pérez, matrimonio vigués

Era muy aficionado a Quesada, coleccionaba sus chistes y se los llevé a una exposición y alucinó. Me los dedicó

Imagen
decoration

Javier Encisa y su mujer, Luz Pérez, son otros dos vigueses que llevan la celeste y el FARO por bandera. Cuenta él que cuando era niño recurría al papel para ver qué echaban en el cine y también para recortar unas viñetas que eran imprescindibles para él. “Era muy aficionado a Quesada, coleccionaba sus chistes y los pegaba en libretas, una vez se los llevé a una exposición y alucinó. Me los dedicó”. Asimismo, este matrimonio vigués puede presumir de que su petición de mano fue narrada por el periódico de sus vidas al producirse en el césped de Balaídos.

Carlos Pérez, presidente de Marinetea

Es un icono de Vigo, como las Cíes, el Celta o el Cristo de la Victoria. Mi abuelo me mandaba todos los días al quiosco a comprarlo

Imagen
decoration

El presidente de Marinetea, Carlos Pérez, es otro asiduo a las páginas de FARO y no duda a la hora de definirlo como “un icono de Vigo, como las Cíes, el Celta o el Cristo de la Victoria”, añadiendo que “mi abuelo, que fue concejal en el Ayuntamiento de Lavadores, me mandaba todos los días al quiosco a comprarlo y yo lo leía siendo un niño. Aprecio muchas cosas del periódico y no solo de Vigo, sino también las comarcas, que me parecen importantísimas”. Su anécdota más reciente con el diario vigués fue ganar una apuesta en un debate sobre el AVE: “Fuimos a la hemeroteca y de ahí lo saqué a tamaño folio. ¡Venga, a pagar la comida!”, dijo a sus amigos.

Un viaje al pasado

Antonio Giráldez, historiador y miembro del Instituto de Estudos Vigueses

A mí me permite viajar en el tiempo. Ha envejecido bien y su crecimiento siempre ha estado ligado al de la ciudad

Imagen
decoration

Tanto valor tienen las páginas de FARO para beber la actualidad como para revisar los acontecimientos que han marcado a la ciudad. Historiador y miembro del Instituto de Estudos Vigueses, Antonio Giráldez apunta que “a mí me permite viajar en el tiempo, para mí FARO es hemeroteca, ha envejecido muy bien y su crecimiento va ligado al de la ciudad”. En este sentido, Giráldez refiere que en sus orígenes se pueden encontrar reivindicaciones como “la llegada del ferrocarril a Vigo o la permanencia del lazareto de San Simón. Fue notario y testigo y también creador de opinión pública, puesto que lideró campañas a favor y con la complicidad de la ciudad y, en su fundación, cuando se le llama FARO es porque se cree que ilumina, que Vigo merecía tener algo que los ilustrara”.

Luisa Ocampo, nieta de Ernestina Otero y activista feminista

Observo que mellorou a perspectiva de xénero nas informacións, froito da loita e do traballo das mulleres

Imagen
decoration

Que ha sido motor para la ciudad es una opinión compartida por Luisa Ocampo, nieta de Ernestina Otero y activista feminista icónica, quien destaca que “a través do FARO pode reconstruírse a historia da cidade, polo que considero importante difundir o arquivo dixitalizado”. Ocampo indica que “ás veces se cometen erros e, co meu tataravó, cando houbera un brote de cólera en Redondela, primeiro houbo unha campaña belixerante contra el. Cómpre reflexionar sobre a importancia de avaliar os procesos que teñen lugar”, si bien pone en valor iniciativas como el Club Faro y, desde el punto de vista de la igualdad, observa que “mellorou a perspectiva de xénero nas informacións, froito da loita e do traballo das mulleres”. Conserva además el grato recuerdo de la Marcha Mundial de las Mujeres que reunió en 2004 en Vigo a 20.000 personas y ella había acudido a hablar con el director: “Non só deu a nova, senón que nos dedicou dúas páxinas. Estou moi agradecida, aínda hoxe as conservo”.

Lectores habituales que FARO invitó a participar en un encuentro que tuvo lugar en el Quiñones de León

Lectores habituales que FARO invitó a participar en un encuentro que tuvo lugar en el Quiñones de León

Una nueva cita, esta vez con el futuro

El decano emplaza a sus lectores a un nuevo encuentro con una cápsula del tiempo

Alba Chao

Entrar cada día en los hogares de miles de personas a través de las páginas de FARO DE VIGO (ya sean en papel o digitales) es un gran privilegio, pero supone también una enorme responsabilidad. Compartir todo tipo de momentos, ya sea un desayuno cotidiano, una boda o una gran protesta crea, sin pretenderlo, un vínculo cargado de complicidad.

Seguramente, de esa convivencia diaria, sentarse con aquellos que le brindan su confianza al decano transcurre como una charla entre viejos amigos. Risas, anécdotas, emoción, recuerdos y, por qué no, alguna llamada de atención, siempre pensando en lo mejor para ambas partes.

Calos, Nemesio, Maribel, Alba, Cristina, Lorena, Nelson, Antonio, Javier, Luz, Luisa, Francisco… ponen rostro al verdadero éxito de FARO: sus lectores fieles que le permiten cumplir 170 años.

Como una especie de compromiso que se renovará en el 175 aniversario, los suscriptores han dejado sus mensajes para el Vigo de dentro de 5 años en una cápsula del tiempo. El acuerdo, una nueva reunión en 2028 para ver cómo se ha transformado la realidad en ese tiempo.

Nos leemos, al menos, hasta entonces, y deseamos que más allá. 

stats