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Paisajes de altura

Rocas caprichosas, monumentales y milenarias constituyen uno de los atractivos de la ruta de Terras de Nóbrega, en Ponte da Barca, que discurre por la parroquia de Sampriz hacia lo alto de la sierra

Rocas de formas caprichosas, vistas desde la sierra y ganado de raza barrosã aparecen a lo largo de la ruta. // Tere Gradín

Ponte da Barca es tierra hidalga y cuna de poetas que espejea su hermosura sobre las aguas del Lima. El puente del siglo XV que atraviesa el río es uno de los iconos de este municipio monumental que debe su nombre a la barca que transportaba de una orilla a otra a los peregrinos de Santiago. En tiempos medievales la región era conocida como "Terra da Nóbrega", una circunscripción que en el siglo IX ya poseía límites aproximados a los del actual concello. Hoy da nombre a una impresionante ruta que combina la historia con magníficos paisajes de altura.

Cuentan las crónicas que el topónimo Nóbrega, de origen prerromano, indica lugar fortificado y vendría del altanero castro que servía de reducto defensivo, situado en el macizo rocoso de la parroquia de Sampriz, punto final de la ruta desde donde se observan unas impresionantes panorámicas. Más tarde, Ourigo Ourigues, probablemente primer gobernador de la Terra da Nóbrega, reedificó el castillo de Aboim sobre las ruinas del viejo poblado castreño. Desde lo alto se divisa Ponte da Barca, Arcos de Valdevez y los macizos rocosos de Peneda-Gerês. Las rocas son uno de los grandes atractivos de esta ruta. Penedos monumentales, oscilantes, que figuran animales, humanos o cualquier capricho diseñado por la erosión del viento, la lluvia o el granizo a lo largo de miles de años. La vieja fortaleza de Nóbrega se levantó sobre gigantescos bloques de granito que hacía el lugar inexpugnable y privilegiado para la vigía y defensa. Como todo castillo tiene sus leyendas de amores y asedios, siempre con la piedra como testigo imperturbable.

En los siglos XII y XIII, la población del castro comenzaría a descender hacia las márgenes de los ríos, fundando así la que pasaría a llamarse y convertirse en Ponte da Barca. En lo alto de la fortaleza pétrea son muchos los encantos que ofrece el lugar, desde las caprichosas formaciones graníticas a pasadizos entre enormes bloques o pequeños miradores naturales que van asomando con vistas cada vez más hermosas.

El alto del castillo de Aboim forma parte de la ruta de Terra de Nóbrega, un trayecto que transcurre casi en su totalidad por la parroquia de Sampriz, que en tiempos acogió el centro militar y administrativo de las Tierras de Nóbrega. A lo largo de la senda surgen numerosos atractivos, a veces poblada por carballos centenarios y magníficos ejemplares de ganado de raza barrosã pastando en los fértiles valles. En la ruta aparecen viejos molinos hidráulicos, canales y pozas entre caminos carreteros contruídos piedra a piedra.

Otros puntos de interés de este "trilho" de Ponte da Barca es la iglesia de Nossa Senhora do Livramento, con una hermosa panorámica y una extensa área verde para descansar y reponer fuerzas. Ya abajo aguarda Ponte da Barca, llena de riqueza monumental con sus casas señoriales, la iglesia matriz, el pelourinho o el mercado pombalino, entre otros.

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