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VISADOArde Estados Unidos (otra vez)

Después de abordar la guerra de Irak ("En tierra hostil", 2008) y la caza de Bin Laden ("La noche más oscura", 2012), la oscarizada directora estadounidense se atreve con otros hechos reales espinosos, los disturbios raciales de 1967, en la elogiada "Detroit"

Imagen de una escena de "Detroit".

A Hollywood se le pueden criticar muchas cosas, pero no haber eludido los demonios de su historia reciente, como Vietnam, la guerra contra el terrorismo y el 11-S. La directora Kathryn Bigelow, ganadora del Óscar a la mejor dirección por "En tierra hostil" -mejor película de aquel año, según la Academia de Hollywood-, se ha caracterizado por meter el dedo en la llaga en algunos de los asuntos más espinosos de la política norteamericana, como la guerra de Irak y la caza de Osama Bin Laden (en "La noche más oscura"). "Detroit", aunque aborda unos hechos ocurridos hace ya medio siglo, conecta con una cuestión, la de las tensiones raciales, que sigue de triste actualidad tras los disturbios entre supremacistas blancos y radicales antifascistas en Charlottesville, Virginia. La directora estadounidense cita al escritor afroamericano James Baldwin (1924-1987) para resaltar que "nada se puede cambiar hasta que se afronta. Y en Estados Unidos parece haber un deseo radical para no afrontar la realidad del racismo, por lo que estos sucesos se siguen repitiendo".

"Detroit", que ha sido elogiada de forma prácticamente unánime por la crítica estadounidense -Peter Travers, de "Rolling Stone", habla incluso de "obra maestra"-, se remonta al verano de 1967, a los disturbios que sacudieron entonces a la ciudad de Detroit -hoy en una profunda crisis económica por el desplome de la industria automovilística norteamericana- y a las tensiones provocadas por la desigualdad social, la injusticia racial y la intervención militar en Vietnam.

Según cuentan los productores de la película, las grandes ciudades de Estados Unidos -y no solo el sur, donde históricamente se encuentran los mayores focos de racismo- se convirtieron en aquellos años en los epicentros del descontento y la furia por la discriminación sistémica, las disparidades raciales en educación y vivienda y el creciente desempleo en las c omunidades afroamericanas.

Dos noches después de iniciarse los disturbios en Detroit, un informe de disparos en las inmediaciones de una zona de preparación de la Guardia Nacional llevó al Cuerpo de Policía de Detroit, a la Policía Estatal de Michigan, a la Guardia Nacional de Michigan y a un guardia privado de seguridad local a registrar y tomar un anexo del cercano motel Algiers. Varios policías se saltaron las reglas de procedimiento y se dedicaron a interrogar de forma brutal y contundente a los huéspedes del motel, llevando a cabo un "juego letal" en un intento de intimidar a alguien, a quien fuera, para que confesara. Al acabar la noche, tres jóvenes desarmados habían sido abatidos a quemarropa y varios hombres y mujeres más habían recibido brutales palizas. No se encontró ningún arma.

Bigelow vuelve a formar tándem creativo con Mark Boal, ganador del óscar por al Mejor Guion Original por "En tierra hostil". Su estilo narrativo logra mantener la tensión y se combina a la perfección con el enfoque fílmico tipo cinema verité de la directora. Si en "En tierra hostil" Bigelow transportó al espectador a Irak, mientras que en "La noche más oscura", lo llevó directamente al complejo de Osama Bin Laden, "en esta ocasión, quería meter al espectador en el motel Algiers, de modo que viviera los acontecimientos casi en tiempo real", destaca la cineasta. A ese efecto contribuye la exhaustiva labor de documentación de los incidentes -Boal y su equipo entrevistaron a docenas de participantes en los disturbios y encontraron documentos policiales inéditos-, el uso de una cámara familiar de estilo documental y la utilización de metraje ya existente para doctar a la película "de un realismo casi táctil".

Entre las historias que encontró el guionista Mark Boal está la de Larry Reed (interpretado en la película por Algee Smith), el vocalista principal de The Dramatics, un grupo vocal muy prometedor de Detroit, la cuna de la Motown. Reed había reservado una habitación para esa noche en el motel Algiers para evitar estar en la calle durante el toque de ceda.

En el reparto, encabezado por John Boyega, conocido sobre todo por su papel en "Star Wars: El despertar de la Fuerza", figuran, además, Anthony Mackie ("En tierra hostil", "Capitán América: Civil War") y Will Poulter ("El renacido"), entre otros.

Parte de la crítica estadounidense ha calificado "Detroit" como uno de los filmes del año. Una película, si no necesaria, sí al menos muy pertinente.

Más trapos sucios en "Suburbicon" y "Chappaquiddick"

  • "Detroit" no es la única película estadounidense que aborda el conflicto racial. En el Festival de Toronto se ha presentado "Suburbicon", dirigida por George Clooney, que con aires a "Fargo" presenta a Matt Damon en una sátira sobre racismo en una ciudad del noreste de EE UU en los años 50. En Toronto se ha presentado otra película sobre un capítulo oscuro de la historia reciente de EE UU, "Chappaquiddick". Se trata de un drama sobre el accidente de automóvil que sufrió en 1969 el senador Ted Kennedy, hermano del presidente asesinado John F. Kennedy, y en el que murió una mujer. El político, que conducía el coche, no denunció el accidente hasta el día siguiente, cuando ya había aparecido el cadáver de su acompañante. Arriesgada y polémica, "La región salvaje" es la película que le hizo al mexicano Amat Escalante alzarse con el León de Plata a mejor director en 2016. El filme plantea una reflexión sobre la homofobia y el machismo a través de la historia de una mujer atrapada por el deseo de una criatura alienígena.

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